“Siempre pensamos al bar como parte del barrio, la vida de un barrio es la cultura de su gente”, señala Martín Auzmendi, periodista gastronómico y parte del grupo integrado por Agustín Camps, Sebastián Zuccardi y Julián Díaz que llevó adelante la refundación del Bar Notable Roma del Abasto, en San Luis y Anchorena.

Camino al centenario con la mística intacta y dos fechas de cumpleaños, el lugar amplió su horario de atención, ofrece una gastronomía identitaria a través de sus pizzas, empanadas y tragos de especialidad, es a diario punto de encuentro de vecinos, artistas, turistas y curiosos. También late la cultura a través de conciertos, obras de teatro con las mesas y sillas de telón de fondo y hasta fue altar para un casamiento.
A principios del siglo XX el Mercado de Abasto era el corazón del barrio. Funcionaba sobre la antigua estructura metálica, cuyos restos hoy se conservan sobre Lavalle. En los alrededores había fondas, boliches y hoteles de “cama caliente” (por la alta rotación). Carlos Gardel, icónico vecino, había pasado de ser el pequeño cantor de los boliches locales a una leyenda viviente del tango.
En ese contexto, Indalecio Rodríguez abrió el bar Roma el 17 de agosto de 1927, primera fecha de cumpleaños. El café y los fiambres eran su especialidad. “Refugio de comerciantes, quinteros, artistas, milongueros, jugadores de futbol y miles de porteños anónimos que le dieron vida”, destacan en el grupo refundador.
El barrio continuó su transformación vital. Una de las más importantes, la apertura en 1934 del Mercado de Abasto sobre Corrientes con sus arcos y ventanales planificados por el icónico arquitecto Viktor Sulčič.
Al Abasto también lo definen las continuidades. Por eso, Roma siguió de puertas abiertas cuando en 1952 tomaron sus riendas los primos asturianos Jesús y Laudino Lamedo (nacidos en 1928 y 1936, respectivamente).
Fueron décadas de una vida plena. Sortearon hitos locales como el cierre del Mercado de Abasto en los ochenta, aparte de distintas épocas y crisis del país. El lugar siguió en pie, con su mística, su aire de otra época. Es más, desde 2014 fue declarado por el Gobierno porteño como Bar Notable.
No obstante, el paso del tiempo se hizo sentir sobre la espalda de los primos. Cuando la historia parecía llegar a su capítulo final, una tarde de café dio inicio al resurgimiento.
El 2019 fue el año en que empezó a escribirse la nueva época de Roma. Martín, que además de su labor como periodista junto a un grupo de amigos había abierto el Bar La Fuerza en Chacarita (para muchos, uno de los pioneros en la gastronomía contemporánea porteña), se enamoró de Roma luego de pasar una tarde de primavera en San Luis y Anchorena.
Al poco tiempo, supo que los asturianos buscaban nuevo dueño para Roma y no dudó en hacer frente al desafío. Allí aunó fuerzas con Agustín Camps y Sebastián Zuccardi, junto a Julián Díaz, que ya había remodelado el bar Los Galgos, de Lavalle y Callao.
“El proyecto arrancó con la idea de tomar la esquina, de mantener la identidad, lograr una propuesta nueva siendo a la vez una continuación de lo que estaba”, recuerda Martín.
“El lugar estaba muy caído. Tanto Laudino como Jesús, por la edad, habían reducido la propuesta. Quedaba poco: sánguches y alguna bebida. Había que refundar el lugar, manteniendo el nombre, el espíritu del lugar”, señala como la hoja de ruta inicial.
También habla sobre lo inmaterial: “Refundar un lugar es entender su historia, de dónde viene, qué gente iba. De eso en los bares hay cosas escritas y otras no tanto, la mayoría no”.
Así llegó la segunda fecha de cumpleaños a Roma: “Cuando bajamos la persiana para empezar la refundación colgamos un cartel que decía: Roma no cierra, estamos construyendo el futuro de su historia. Estuvo en obra cuatro meses, se restauró todo lo que se encontró y se puso en valor cada parte de la esquina. Reabrió el 29 de febrero”.
Aquel fue un verano de emociones contrapuestas, de la alegría de la refundación a la incertidumbre y las puertas cerradas por causas mayores: “La pandemia era una amenaza lejana y en pocos días pasó a pesadilla cierta”.
Alcohol en gel, barbijos, take away y otras formas de vida se apoderaron del Abasto y el mundo entero. Pese a ello, la refundación fue tan sólida que logró superar dicha adversidad.
“Esa época fue muy cuesta arriba”, señala Martín. Por eso y por el esfuerzo de todos estos años, afirma: “Cada vez que tenemos un hito o aniversario lo vivimos con alegría porque hay mucho trabajo atrás. En chiste y en serio pensamos camino a los cien años hacer una fiesta en el bar y seguir llenando de vida el bar en este tiempo”.
Pasada la pandemia y como una forma de cicatrizar una antigua herida, este año el bar amplió su horario. “De cinco días pasamos a abrir toda la semana. Parte de la propuesta del bar, como la cultura misma, es estar el mayor tiempo abierto. Como parte de los festejos por los 96 años, pasamos ahora a abrir desde la mañana: de lunes a viernes desde las 9 al cierre, y los fines de semana de 12 al cierre”.
En las mesas de Roma han celebrado tertulias íntimas grandes de la cultura como Norma Aleandro, Leonardo Favio o Luis Alberto Spinetta. también pasaron tangueros, futbolistas –como en conjunto de Boca Juniors-, entre otros.
Toda esa mística no queda relegada a anécdotas orales de otra época, sino que son capítulos de una historia en continuado. En el presente es escenario para conciertos de música en vivo. Por ejemplo, a fines de 2021 el grupo Los Tabaleros preparó un show de streaming a través de Vivamos Cultura, plataforma del Ministerio de Cultura porteño.
Roma además integra la red de instituciones de Abasto Barrio Cultural, otro proyecto de la cartera capitalina. Así, el año pasado fue, junto a Torre Blanca, uno de los sitios no convencionales donde se estrenaron obras de la convocatoria Abasto In Situ, destinada a la creación de piezas escénicas sobre la historia del barrio.
Allí se estrenó la obra Roma, con dramaturgia de María Marull, dirección de Gastón Zambón y actuación de Mauro Alvarez, Florencia Sacchi, Gabriel Yeannoteguy, Puchi Labarognie.
En 2021, a 86 años de la muerte de Zorzal Criollo, el bar se unió al Museo Casa Carlos Gardel para homenajear al Morocho del Abasto. Confeccionaron una pizza homenaje, una postal y estampillas alusivas.
La idea de las pizzas sentó precedente y ahora Martín cuenta que a futuro piensan repetir la experiencia, esta vez para rendir tributo a la Selección Argentina cuando en diciembre se cumpla el primer aniversario de la Copa del Mundo Qatar 2022.
Al cierre de esta edición ocurrió otro hito que da cuenta del arraigo y la pertenencia del lugar. La pareja de Mer y Javi celebró el 15 de septiembre su boda en Roma: “Ese día ellos contaron en las redes del bar que fue el último lugar al que fueron antes de que se cierre todo por la pandemia y el primero cuando se pudo empezar a salir.”
“Hicimos muchas cosas desde esos días, pero nunca imaginamos celebrar casamientos en Roma. Pero bueno, ellos nos dijeron que quería que sea acá y así fue. Por muchos más festejos y muchas más historias en esta esquina. Roma es amor”, resaltaron.
“El bar se alimenta de las cosas que pasan en el barrio. A medida que la gente se apropia del lugar, aparecen más cosas para que hagamos”, celebra Martín y por eso concluye: “Queremos seguir mejorando lo que hacemos, que el bar siga consolidándose para los vecinos y gente de todos lados. El bar es parte del barrio, es cultura, es el lugar de la gente para encontrarse”.

J.M.C.

También te puede interesar