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Olla popular en La Casa de Teresa y Aulavereda: “Articular la solidaridad entre vecines y ayudar a los sectores populares”

Humahuaca y Acuña de Figueroa.

La Casa de Teresa, en Humahuaca y Acuña de Figueroa, es uno de los centros culturales y políticos más importantes del barrio, con propuestas sociales, artísticas y formativas. Participa en La Toma de Almagro y otras iniciativas comunitarias. Allí también funciona Aulavereda, un proyecto de educación para niñeces de la zona, en particular de sectores populares.

A fines de junio La Casa de Teresa y Aulavereda iniciaron una olla popular, al igual que otros espacios territoriales como el Teatro Archibrazo, la Casona Cultural Humahuaca, aparte de iniciativas vecinales como la olla de Agüero y Zelaya.

Esta olla se enmarca en las acciones en cuarentena de vecinos e instituciones que componen el Comité Solidario de Emergencia de la Comuna 5 (Almagro y Boedo).

En adelante, todos los lunes entre las 18 y las 20 hay una olla popular en Humahuaca y Acuña de Figueroa, destinada a sectores populares de Almagro, gente en situación de calle y familias que habitan casas tomadas o inquilinatos.

Este medio habló con Hebe, una de las integrantes de La Casa de Teresa, sobre la cual expone: “Es un espacio cultural con más de una década en Almagro, tiene como iniciativa política la construcción de cultura popular en el barrio. Tratamos de tener una lectura de cuáles son las necesidades del barrio, qué le interesa a les vecines. Qué eventos culturales podemos hacer nosotres para interpelar a les vecines y que elles tengan participación en la construcción de cultura. Que la cultura sea una construcción entre todes”.

Sobre Aulavereda cuenta: “Es un proyecto político pedagógico con niñes del barrio, desde una perspectiva de educación popular y participación infantil. Organizamos proyectos que apuntan a construir junto a les niñes otras formas de participación y comprender con elles el mundo. Tiene una pata de acompañamiento escolar. Busca sostener la escolaridad de les niñes de sectores populares. Es una tarea de las organizaciones sociales porque es un derecho de la infancia el acceso a la escuela”.

Hebe cuenta que la pandemia, y el consecuente aislamiento social, obligó a reordenar las actividades de ambos proyectos.

Señala que la cuarentena es “una medida necesaria para cuidar la salud”, pero que “las familias de les niñes que van a Aulavereda dejaron de percibir salarios y los vieron disminuidos, ya que son trabajadores en su mayoría de la economía popular”: “El efecto directo fue que dejaban de comprar cosas como alimentos y, en este contexto de pandemia, elementos de higiene y de salud”.

“En un primer momento nos organizamos con Aulavereda de Almagro y Aulavereda de Villa 31 (Retiro) e hicimos una campaña de donaciones para comprar bolsones de comida y dárselos a las familias con las que trabajábamos. Esta campaña de donaciones sigue abierta, quienes quieran pueden donar”.

“También trabajamos con organizaciones que nos dan bolsones de alimentos, como verduras de la Unión de Trabajadores de la Tierra. También empleamos un trabajo articulado con distintas escuelas que recibían bolsones del Gobierno porteño. Las familias que no los necesitaban los donan a nosotores para redistribuirlo en las familias de niñes de Aulavereda”.

“También estamos en contacto virtual con les niñes de Aulavereda para ayudarles en sus tareas escolares y a conseguirles elementos de conectividad. En los sectores populares la conectividad es un tema porque muchas veces en las familias hay una sola computadora o un solo celular o ni siquiera hay internet. Las tareas de la escuela en ese contexto son difíciles”.

“Lo nuevo surge desde la creación del Comité de Crisis de la Comuna 5, a fines de mayo. En un primer momento éramos muchas las organizaciones que estábamos en movimiento viendo que la situación era crítica ante la pandemia. El Comité se crea ante la necesidad de articular el trabajo de las organizaciones del territorio”.

“La olla de Humahuaca y Acuña apunta a articular la solidaridad de les vecines que no militan en organizaciones o van a centros culturales o sociales, pero que sí tienen este interés por ayudar de alguna forma”.

“Nos parece que las ollas populares y las iniciativas populares del barrio sirven para articular con esos vecines para que se acerquen (de forma virtual o presencial) a dar una mano de la forma en que puedan. Esa articulación de la solidaridad es una dimensión que tiene esto que pasa con las ollas. Es super interesante. Son muchas personas que antes no habían militado en lo social y ahora lo hacen. Es lindo que pase”.

“Almagro no es un barrio de sectores bajos, pero en los últimos años creció la cantidad de personas en situación de calle. Es un barrio que tiene casas tomadas, muchas viviendas precarias, suelen ser invisibilizadas por las políticas de ayuda. Si uno lo milita o camina se da cuenta que hay muchas de estas viviendas. Tienen estas necesidades, apuntamos a trabajar con esas familias”.

“Con el Comité de la Comuna 5, muchísimas organizaciones empezamos a hacer ollas populares como una manera de aportar a garantizar alimento a quienes no lo tenían garantizado desde organizaciones estatales de la Ciudad de Buenos Aires. Ahí hay una crítica al GCBA que dejó de lado a muchas personas que no tienen acceso a esos recursos, a ese alimento, a recursos de higiene, abrigo. Muchas de estas familias de sectores populares desde hace tres meses no perciben un salario como lo hacían antes”.

Con la acción de los centros culturales, teatros y espacios vecinales que hacen ollas “se arma un circuito ollero en la Comuna 5”, incluida la zona del Abasto: “Muchas organizaciones empezaron a hacerlo hace tiempo. Se va armando un circuito con horarios, días. Las personas saben a dónde ir cada día. Apuntamos a construir ese circuito con las organizaciones, apuntamos a poder proveer de comida a las casas tomadas con las que trabajamos”.

“Aparte de las ollas, el trabajo en comisiones del Comité ayuda a sectorizar mejor cuáles son los trabajos que hacemos y también planificar algo que no sea tanto una cuestión a demanda. Nadie quiere que las ollas sean una práctica asistencialista, sino construir con esos vecinos y poder transformarlo en una participación política. Eso ayuda a tener ese horizonte político de poder articular con el Estado, con otras organizaciones, pensar más allá de lo instantáneo que tiene que ver con la necesidad de alimento”, concluye Hebe.

 

J.C.

Fotos: La Casa de Teresa – Aulavereda

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