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Dystopian Customs, en Almagro: picardía, guiños pop y un laburazo visual para transformar muñecos en obras de arte

Idea del vecino y diseñador gráfico Diego Schtutman.

De La Guerra de las Galaxias a Maradona, de una pila de juguetes rotos a obras dignas de verse en cualquier galería. El vecino de Almagro Diego Schtutman cuenta chistes, crea piezas únicas, pone hitos de la cultura popular a dialogar entre sí. Armado con una computadora para editar imágenes, ferretería básica y una batería de buenas ideas, creó Dystopian Customs, un proyecto donde transforma figuras de acción en obras de arte.

Nos cuenta que recorre ferias en busca de botines, lotes, remanentes de juguetes cachuzos o extraños. Se siente a “dos cajas” de ser considerado un acumulador, pero es esa materia prima la que luego se convierte en obra y mensaje, la que adquiere “otro sentido”.

-¿Hace cuánto vivís en Almagro? ¿Qué es lo que más te gusta de la zona?
-Vivo hace 3 años, pero gravité toda mi vida la línea de subte B. Siempre me gustó del barrio que estuviera tan conectado geográficamente y ahora valoro el carácter que le da la mezcla de gastronomía sin aires con movidas alternativas.

-¿Te definís como toy maker, diseñador gráfico, artista?
-Soy esencialmente diseñador gráfico, aunque me dediqué y dedico a otras cosas. Dejé de hacer laburo tradicional de diseño hace años: vendo mis ilustraciones y fotos en bancos de imágenes, y asisto en todo lo tipográfico a Canva, una plataforma de diseño online. De cualquier manera, todo lo que hice alimenta la intervención de figuras. Y aunque es una búsqueda algo más artística que las anteriores, tampoco me definiría como artista.

-¿Hace cuánto intervenís juegutes?
-Empecé a mediados de 2019. Fui reconectando con los juguetes al compartir juegos con mi hija Lola, y un día en la Feria Ciruja, (pre-pandemia se organizaba mensualmente en Almagro), descubrí lo que hacían los Milonga Customs y pensé: –”¡Esto está buenísimo, acá hay un montón para hacer!”. Investigando un poco más, vi que había tantas formas de abordarlo como gente que lo hacía, así que decidí, con la cara muy dura, buscar la mía.

-¿Cómo es el proceso de las piezas y cómo es el proceso del cartón, que tiene un diseño especial en cada caso?
-Mi proceso es bastante intuitivo, por no decir errático, cambia de pieza a pieza. Puede partir de distintos lugares: un nombre que pensé, una combinación singular de cabeza/cuerpo, una imagen interesante para el cartón, una figura rara, etc.

Después trabajo la figura y/o el cartón para realimentar alguna idea, que a veces aparece o cambia en el camino.
Un ejercicio que suelo hacer es tener a la vista muchas cabezas sueltas por un lado, muchos cuerpos por otro, y combinar sin parar. En una prueba, por ejemplo, noté que una cabeza de Bart encajaba con una base de R2D2. Pero esa idea no cerraba hasta que pensé en nombres y descubrí la coincidencia: Bartoo Detoo. Recién entonces cobra sentido. Así que más allá de la intuición, hay bastante de prueba y error.

El diseño del cartón es un diálogo con la figura, ya que terminan formando una unidad. A veces alcanza solo con incluir una buena imagen, otras precisan de mucha edición, pero siempre procuro correrme de las convenciones de los packs comerciales. El hecho de trabajar con piezas únicas, permite pensar materialidad, formatos de información distintos y variantes que de otra forma no podrían darse.
A veces cuando termino un cartón+figura no quedo conforme y decido no publicarla. Es un ejercicio de autocrítica útil mientras uno no se dé a latigazos. Esa misma figura puede cambiar más adelante, encontrar otro nombre, otro sentido, o simplemente algo que las destrabe.

-¿Cuándo empezó a gustarte Star Wars? ¿Qué es lo que más te llama la atención de este universo?
-De chico, a los 5-6 años. En retrospectiva, creo que me atrajo que todo se viera tan real, usado, próximo. Lo icónico de los personajes, la música, todo te sumergía en la historia.
Y aunque no tenía las figuras Kenner de chico (era más del palo MOTU, o He-Man), viéndolas ahora me vuela la cabeza la relevancia que tuvieron desde el diseño y marketing. Fueron una tormenta perfecta de mística. Mística que solo volvió a ser unánime y masiva 35 años después con The Mandalorian.

-En redes subís botines de figuras que luego intervenís, ¿Cómo es ese proceso?
-Los fines de semana voy a ferias a buscar figuras, las elijo sin saber específicamente qué voy a hacer con ellas, pero con algún criterio. Figuras de hasta cierto precio, inusuales en lo posible, cuyo cuerpo y/o cabeza cuenten algo más o menos específico.
A veces ver una figura o accesorio dispara una idea en particular, así que la feria es el inicio de un montón de proyectos. La única contra es que siempre estoy a dos cajas de aparecer en “Acumuladores”.

-¿Cómo es una semana de trabajo más o menos?
-De lunes a viernes trabajo sobre las figuras y cartones indistintamente. Está bueno porque puedo elegir cuando estar frente a la pantalla –diseñando o buscando imágenes para cartones– y cuándo no. Cuando cierro 3 o 4 cartones los imprimo en una A3, monto y saco las fotos, siempre de día. En general imprimo una A3 por semana, dos si estoy MUY inspirado.
Considero la difusión como una parte más del trabajo, así que intento postear los 3 días del fin de semana, más una o dos veces en la semana. Todavía me interesa dar a conocer la actividad y lo que hago, más que vender.

-¿Cómo viene la inspiración para hacer los chistes idiomáticos que sustentan la pieza?
-Siempre me gustaron los juegos de palabras, y los ejercito haciendo chistes malos constantemente. Ayuda bastante sentirse cómodo con el inglés, pero sobre todo, conocer mucho los personajes que uno visita.
Es una locura pensar que eso aparentemente inútil que uno consumió tanto tiempo por puro disfrute, se transforme en algo productivo, darle un nuevo sentido.

-¿Cómo vivís el feedback con usuarios de redes sociales o gente que te hace pedidos?
-Muy agradecido y un poco más pendiente de lo que debería, seguro. Por ahora sólo recibí buena onda, tanto de seguidores como colegas. Escucho a todos, no solo en los comentarios y charlas, sino con los likes, las compras y cada dato que ayude a medir impacto. Me divierte mucho ludificar esa parte de las redes, y jugar a crecer lo más posible. No rijo mi actividad por eso, pero trato de intersectar lo que me copa hacer y lo que puede resonar en los demás.

J.C.

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