Si mañana resulta que todo fue un gran engaño, que el virus éste lo crearon en un laboratorio, que se les fue de las manos o que lo hicieron todo para ganar dinero, nos excede. Sabemos que hoy a muchos les benefició el aislamiento y el distanciamiento y a otros los perjudicó muchísimo. Conjeturas como creer que la vacunación masiva nos va a salvar a juzgar si el PCR es un análisis inespecífico y las vacunas transgénicas abren la Caja de Pandora será algo que hoy, por lo general, nos excede por completo.
Lo único seguro es lo que nos toca a nosotros hacer, nuestra tarea particular. En este caso puntual es brindar una herramienta comunicativa con la intención de generar un mejor hábitat de convivencia para el vecino del Abasto y sus alrededores. Y para eso, más allá de contarles lo que podrán leer en nuestras páginas y diariamente en nuestro portal de noticias, sería positivo poder tocarles el corazón con amor y fe. Sin tomar partido, sin juzgar, solo abriendo el corazón. Para eso el yoga plantea unas herramientas muy eficaces que a continuación paso a desarrollar.
Todos sabemos que en el fondo hay algo, una fuerza, mucho mayor que nosotros mismos. Algunos le llamarán Dios, otros lo multiplicarán y le pondrán nombres, algunos hablarán de energías, y habrá quienes sean más racionales y escépticos que tal vez le cueste creer en deidades pero que, sin embargo, no dudarán ni un segundo en confirmar de que el universo, o la naturaleza, son fuerzas mucho mayores y más influyentes para el planeta que su propia vida. En cualquiera de los casos todos tenemos la posibilidad de ser optimistas y optar por confiar y depositar nuestra fe en cualquiera de éstas opciones.
Todos pasamos también por momentos difíciles, raros, como el que estamos viviendo desde hace más de un año donde puede que, por momentos, nos cueste creer que vamos encaminados hacia algo mejor, porque dudamos, cuestionamos, y criticamos muchas cosas que desde nuestra óptica se ven mal. No dejamos de lamentar las muertes de las almas que se van sin poder ser despedidas con acompañamiento. Sin embargo, sabemos que nuestra óptica es muy acotada. Muchas veces prejuzgamos sin saber y más de una vez nos hemos equivocado, ¿o no? Así que: ¿quiénes somos para juzgar?
Corresponde que hagamos desde nuestra parte lo mejor posible, la mejor entrega posible, pero una vez que hicimos nuestro mejor aporte podríamos con fe entregarlo al universo, sin quedarnos enganchados a la expectativa de lo que tenga que suceder dado que eso ya nos excede. Podríamos así optar por imaginarnos que todo va por el mejor camino posible, podemos elegir entregarnos a la dinámica del universo, confiando de que todo va en una dirección correcta. Y observar los pequeños milagros de cada día. La alegría de un nuevo día, la felicidad de estar solo con uno mismo haciendo lo que nos gusta o simplemente siendo, o de poder estar acompañado por nuestros seres queridos.
Podemos alegrarnos con nuestra capacidad de respirar, con el sol de la mañana, con una sabrosa comida sana, algún ejercicio que haga que nuestro cuerpo se sienta bien, una buena película o serie o un buen libro. Simplemente alegrarnos de estar vivos, tomando fuerza para poder asistir a quien nos necesite. Que la paz esté con ustedes.

Rafael Sabini
info@revistaelabasto.com.ar

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