En julio se estrenó la película “Yo, adolescente”, donde narran historias de lo sucedido luego del incendio en Once. Avanza en la Legislatura porteña un proyecto para distinguir al libro “El día que apagaron la luz”, un relato de no ficción con protagonistas de aquella época.

La generación millennial hace una retrospectiva sobre la tragedia ocurrida en Balvanera. Hoy ponen voz al Cromañón que todavía está latente en sus vidas. El enfoque supera a la noche del 30 de diciembre de 2004, cuando ardió el boliche a metros de Plaza Miserere y murieron 194 personas.
Con casi 100.000 visitas en semana posterior a su estreno, la película “Yo, adolescente” narra cómo Cromañón irrumpe en la vida de un grupo de amigos de secundario. Está basada en la novela “Yo, adolescente” de Nicolás “Zabo” Zamorano (Planeta, 2019). Es la reescritura de varios textos que el autor publicó en 2005 en su Fotolog (antecedente de redes sociales).
Zabo escribió columnas de opinión en diversos medios periodísticos (de hecho, una de ellas en Diario Z se llamaba “Yo, adolescente”), es conductor radial y músico. En diciembre pasado ante el lanzamiento de la novela y el aniversario del incendio, reflexionó: “Ya pasaron 15 años de Cromañón, pero seguimos sangrando esa herida. Deberíamos tener una charla honesta: qué pasó, qué mejoró. Seamos realistas: pasamos años horrendos de explotar músicos, de no poder escuchar ni ver nada. Cromañón fue un antes y un después, hasta ese momento teníamos 13 años y estábamos borrachos en Pachá, o donde sea, podíamos entrar. Y de repente, a los 16, ya cerca de la mayoría de edad, de golpe solo podíamos ir a un pelotero”.
“Muy pocos artistas se hicieron cargo de su público menor de edad después de Cromañón: nos quedaron los recitales gratuitos a la tarde y Boom Boom Kid, que hacía shows de matinee. Pero si no era colarse en baños y esperar que no te descubriera Minoridad. Terminamos organizando fiestas clandestinas, con menores a cargo de menores. Estamos bien de pedo, podríamos estar presos”, añadió ante Página 12.
“Lo que atraviesa inter-generacionalmente es la depresión, porque la viviste o porque tenés alguien cerca que la vive. Podés sentir la historia como propia o como de alguien cercano. El libro, ahora que lo pienso y que entiendo mejor lo que hice, es una herramienta que inicia conversaciones entre padres e hijos. Yo sentía que no estaba encontrando lo que necesitaba que me digan. Fui mi propio adulto”, completa.
Por su parte, Lucas Santa Ana, el director de la película, señala: “Empezar contando la tragedia de Cromañón me parecía algo muy fuerte, y pensar que la novela fue escrita menos de un año después de dicho suceso, me parecía revolucionario. ¡Y por un adolescente! Cromañón es un hecho traumático para nuestra sociedad y siento que se ha hablado poco de él en el cine. A 15 años de aquel nefasto día, me parece que debemos empezar a ponerle palabras al dolor”.
“Tanto la novela como la película toman la tragedia como el puntapié para mostrar un entorno adverso a una adolescencia que trata de encontrar su lugar en el mundo. Me llamó mucho la atención esa mirada adolescente sobre todo lo que le rodea y me sensibilizó sobremanera. Me sentí muy identificado con esa sensibilidad. Me gusta trabajar con los sentimientos. En alguna entrevista me declaré terrorista de las emociones”.
“Me interesa que el público viva junto a los personajes sus conflictos, deseos y aspiraciones y al mismo tiempo se emocione, se ría o se enoje con lo que pasa. Quiero mostrar el espíritu adolescente de hace quince años, plasmar el punto de vista de esos jóvenes, pero no desde mi mirada de adulto que los juzga. Quiero que ellos se cuenten a sí mismos, en primera persona, tal cual lo hizo Zabo hace 15 años”.
“Esta no es la película de Cromañón, pero los personajes viven el dolor de esa época, y “Yo, adolescente” es una película de amor y dolor. Hay recitales, historias de amor, de dos, de tres, traiciones, secretos, tragedia; muchos condimentos que hacen que el espectador no quede indiferente”, concluye.

En la víspera del aniversario número 15 de Cromañón, también se publicó el libro “El día que apagaron la luz” de Camila Fabbri (Seix Barral, 2019), un relato de no ficción con historias de los jóvenes que vivieron y murieron en torno al incendio de Once.
Fabbri es escritora y actriz. Publicó la novela Trinidad (Dakota) y el libro de relatos “Los Accidentes” (emecé notanpuan). Participó en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en su edición de 2016 y colaboró en diversos medios gráficos, como la revista Los Inrockuptibles, y el blog Eterna Cadencia.
Quienes no puedan acceder al libro en formato físico, pueden mirar en la versión digital de la revista Orsai que publicó la lectura de un fragmento, en la voz de la actriz María Ucedo.
Eugenia Zicavo, conductora de Libroteca y curadora de recomendaciones en Orsai, destaca de este libro: “Camila Fabbri estuvo en el recital de la noche anterior y quince años después vuelve sobre Cromañón con El día que apagaron la luz, una «novela de no ficción» que recuerda los días previos y posteriores al desastre”.
“Me interesó esta historia porque se detiene en detalles en los que nadie había hecho foco, datos sueltos en apariencia triviales que transportan a principios de los 2000, cuando Argentina atravesaba una de sus crisis y los jóvenes encontraron en la cultura del rock un modo de protesta, catarsis y escape. También es un cross a la mandíbula; un recordatorio de la fragilidad de todo. Y un gran ejemplo de cómo las herramientas de la literatura logran hacer de un hecho que inundó la crónica policial, algo distinto”, agregó.
A medio año de su publicación, el libro continúa latente en debates públicos por la fuerza de sus historias. Es por esto que la legisladora porteña Maru Bielli (Frente de Todos) presentó en julio un proyecto de Declaración para declarar de interés social y cultural de la Ciudad a “El día que apagaron la luz”.
A la hora de fundamentar, Bielli señala: “A quince años de la tragedia de Cromañón, la cual marcó a una generación y obligó a replantearse los modos de diversión, resulta oportuno y conveniente que esta Legislatura apoye el libro de Camila Fabbri, el cual hace un aporte social y cultural, al darle voz a los sentimientos de muchas y muchos jóvenes atravesados por esta tragedia”.
Agrega: “En el libro vuelve – desde la perspectiva de una chica de 15 años, su edad en ese momento – sobre los hechos ocurridos el 30 de diciembre de 2004 en un recital de Callejeros en República Cromañón. A 15 años de esta tragedia, la autora vuelve a su adolescencia, se ubica en el lugar de esa “rollinga” que junto con amigas y amigos encuentra en una banda de rock un lugar de pertenencia y de identidad”.
“Cuenta como Callejeros fue una salida al mundo, un modo de relacionarse, de atravesar la adolescencia. Esa banda, también de jóvenes, fue un lugar de encuentro y de formación para esta generación. A través de sus letras, esta generación pudo dar voz a sus sentimientos y pensamientos: el aborto legal, la solidaridad, el respeto y el amor. Las frases de estas canciones se plasmaban en banderas, en guardapolvos, en bancos de escuelas. En esta novela de “no ficción”, Fabbri nos cuenta sobre los sentimientos, la angustia, el dolor, la desesperación, de quienes estuvieron ese día en Cromañón, y de sus familiares y amigos, pero también rememora historias de personas que estaban en otros lugares, pero que como en todas las tragedias de este tipo recuerdan que estaban haciendo en ese momento”, concluye la legisladora porteña.

J.M.C.

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