Don Bosco es una fiesta. Bajo las guirnaldas que ponen color al horizonte, una multitud convierte la calle en un patio de juegos. Hay música que se entremezcla con los gritos y risas de los chicos y chicas que corretean entre las rayuelas pintadas sobre el pavimento, que dibujan sonrisas con témperas en la posta de arte o construyen instrumentos musicales con materiales reciclados. Se respira un aire de kermes, de reunión familiar, de alegría dominguera. A Jugar en la vereda, la propuesta creada por vecinos y el Espacio Crearte, cumplió 10 años de reunir a la comunidad en jornadas al aire libre y el último domingo de abril se celebró con lo mejor del barrio: el arte y la calidez de su gente.
Desde 2014, uno o dos domingos al año los vecinos se unen en una alegría común, una fiesta sobre Don Bosco, esquina Quintino Bocayuva. “10 años creyendo en un proyecto solidario y comunitario. 10 años ocupando el espacio público con el poder del juego y las infancias. 10 años de encontramos y recibir abrazos, historias, artistas, propuestas, donaciones. 10 años de ver crecer niños y adolescentes del barrio”, celebraron en Crearte.
“Entre todos siempre es mejor”, señala Diego, uno de los integrantes de la escuela de formación actoral y sala teatral de Don Bosco 4124. “Este es un evento colaborativo, comunitario. Siempre invitamos a la gente del barrio a vivir un momento juntos, compartiendo el arte que siempre nos hace bien”, agrega.
El festejo por los 10 años contó con distintas propuestas como un almuerzo y una merienda gratuita, logradas con donaciones de la comunidad. También hubo juegos, cuentos y música. Aparte, se contó con la visita de Sin Telón, el grupo de teatro comunitario del Abasto y Almagro. Se sumaron artistas del Teatro Archibrazo de Almagro para acompañar con sus propuestas.
A jugar en la vereda es un momento de encuentro y alegría, pero también ha sido una respuesta de la sociedad ante momentos difíciles. Leila, referente de Crearte y una de las impulsoras del festejo, contó: “Cuando empezamos este festival, acá sobre la calle Don Bosco habían sucedido dos hechos de violencia que a los vecinos y a las familias nos habían impresionado mucho. No eran robos, sino que hubo un femicidio y un ajuste de cuentas. Nuestra sensación fue que, en vez de ponerle cada vez más candados a las puertas, había que salir a encontrarnos”.
“Cuanto más nos viésemos las caras pasándola bien, no solo cuando pasa algo malo, más íbamos a poder construir el barrio en el que queríamos vivir. Desde el juego, desde el valor por la vida. Desde ese momento, nuestra calle Don Bosco es distinta. Nos conocemos entre vecinos y vecinas, sabemos a quién tocarle la puerta si necesitamos algo. Eso cambia para siempre el barrio”, agrega sobre la construcción de lazos comunitarios pese a lo adverso de ciertas situaciones ocurridas en las cercanías del hogar o el espacio de trabajo.
“Sostener un proyecto así durante 10 años es de una emoción enorme”, resalta Leila y cuenta que los y las organizadores de A jugar en la vereda se basan en un “un modelo de gestión que en cuatro semanas logra crear el evento”.
Así, el mes previo a cada edición de A jugar en la vereda se buscan donaciones de alimentos para el almuerzo y la merienda, también materiales para las postas de arte y para embellecer la calle Don Bosco. A esto hay que sumar los trámites ante el Gobierno porteño por el permiso para cortar la calle y realizar el evento con los cuidados correspondientes.
Para Leila, “la comunidad del barrio y de Crearte se pasa la posta” ya que en estos 10 años han pasado varias camadas de organizadores. “Son los más jóvenes quienes más ponen el cuerpo y se pasan la posta. Quienes crecen y empiezan en la facultad le enseñan a quienes están en el secundario cómo llevar este modelo de gestión. Es una forma de organizarse que se pasa comunitariamente de persona en persona y eso es muy lindo”, resalta.
En este tiempo, también muchos de los chicos y chicas que venían con sus familias a jugar y disfrutar de las propuestas ahora son los que están en la organización previa, en la logística de la jornada, son los que están presentes para que salga todo bien. “Ves hoy actuando a un vecino que cuando arranco A jugar en la vereda tenía dos años y hoy, a sus 12, la rompe en escena”, ejemplifica.
La referente de Crearte destaca la importancia “del juego en el espacio público, verse con personas sonriendo y compartiendo un momento de disfrute entre todos”. “Cuesta conseguir las donaciones, pero la gente se acerca y colabora, comparte, pone lo mejor de sí para que este evento sea de toda la comunidad”, concluye Leila.
J.M.C.