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Aprobaron la primera lectura para los nuevos Códigos Urbanístico y de Edificación

Los vecinos en las gradas lo rechazaron.

El jueves el oficialismo Vamos Juntos aprobó con sus 34 votos la primera lectura de los proyectos para modificar los Códigos Urbanístico y de Edificación. Luego habrá audiencia pública y una segunda votación. Los vecinos de la Ciudad, muchos del Abasto, en las gradas y en la puerta del palacio legislativo rechazaron la iniciativa.

El Código Urbanístico tuvo su primer borrador a fines de 2016 a través del Plan Urbano Ambiental. El año pasado hubo foros y debates, que para muchas entidades no fueron suficientes ya que el diseño original apunta a favorecer el desarrollo inmobiliario y, consecuentemente, el aumento poblacional. Pese a todo ello, dicen las entidades, no hay planes para mejorar los servicios públicos, atención hospitalaria o vacantes escolares.

En la web de la Legislatura se resume: “El nuevo Código Urbanístico mira al espacio privado desde el espacio público, cambiando el eje de desarrollo de la Ciudad. Así piensa la normativa morfológica desde el espacio público que enfrentan (calles, avenidas, plazas, parques, ríos) y los usos de suelo para la generación de una ciudad a escala humana-peatonal y vivible. Además, se focaliza en el reconocimiento y protección de la ciudad existente, tendiendo a su completamiento de constructibilidad y preservándola en las diversas áreas identitarias y para ello se han establecido la diferenciación de las Unidades de Edificabilidad entre Corredores (sobre vías de mayor ancho) y Unidades de Sustentabilidad de Altura (sobre los espacios que se encuentran dentro de ellas), reconociendo las diferentes densidades”.

Según fuentes oficiales, se establecen 6 alturas distintas según las zonas y el máximo permitido será de 38 metros. En cambio, en el CPU vigente hay 27 tipos de alturas. “No habrá más torres sorpresa en los barrios”. “El vecino podrá consultar qué altura máxima de construcción hay en su manzana, lo que le da previsibilidad y transparencia. Sin embargo, se podrán construir torres en lugares que tienen normas específicas, por ejemplo: Puerto Madero. El concepto “torres” se refiere a las construcciones de elevadas alturas que cuentan con viviendas u oficinas. Con el Código Urbanístico el 70% de la Ciudad de Buenos Aires tendrá menos de cinco pisos. Se eliminan los criterios cuantitativos presentes en el CPU (FOT, FOS y la tangente) para respetar la constructividad de cada una de las parcelas. Esos criterios hacían que el CPU sea “interpretativo”, permitiendo la construcción de edificios elevados que hoy vemos en la Ciudad y en muchos casos son disruptivos de la morfología de un barrio”.

Además, se propone un “modelo inclusivo en el que prime la mixtura de usos en los barrios para reducir la utilización del vehículo”. “Habrá cuatro tipos de mixturas de usos, de acuerdo a las características de cada barrio. Ej: las zonas residenciales podrán tener comercios pequeños, mientras que en las zonas con grandes corredores (avenidas) se permitirán las oficinas. El concepto “zoning” no estará en el Código Urbanístico, ya que al impulsar la zonificación se generó una ciudad desintegrada”.

Se plantean políticas urbanísticas que acompañarán las obras orientadas a fortalecer el sur de la Ciudad, tales como la instalación de oficinas del GCABA en Parque Patricios, en el predio de “Elefante Blanco”, en la ex Cárcel de Caseros, etc. El sur se presenta como una zona con mucho potencial en la que se proyecta generar un derrame de actividades comerciales que revitalizará los barrios y otorgará más movimiento.

Desde la oposición manifestaron en forma unánime la necesidad de modificar la legislación vigente y a la vez el desacuerdo con el proyecto, los diputados Fernando Vilardo y Marta Martínez ((AyL), Myriam Bregman, Gabriel Solano (FIT), Sergio Abrevaya (GEN), Roy Cortina (PS), Carlos Tomada, Paula Penacca, Andrea Conde, Javier Andrade (UC) y María Rosa Muiños (BP).

“En los últimos diez años en la ciudad fueron cedidas más de 200 manzanas a emprendimientos privados”, se afirmó. Y “el hecho que se construya más no derivará en que aumentará la población” en dos o tres millones como se aspira. “Las viviendas serán más chicas porque se permite construir en 18 metros cuadrados”. Por otra parte se señalaron deficiencias para la habitabilidad y movilidad de los discapacitados y que “se delegan facultades a la autoridad de aplicación por lo que el Ejecutivo podrá habilitar soluciones no previstas en el Código”.

Se aludió a “la emergencia habitacional de la Ciudad de Buenos Aires por la que hay 146 mil hogares con déficit, 255 mil viviendas vacías, es decir el 24% son ociosas; y que 980 mil personas alquilan siendo que el alquiler afecta hoy el 41% del ingreso familiar”. También “a que el 5% de la población, 126 mil personas, viven recluidas en hoteles viejos”. Y se preguntó “¿A dónde van a vivir los pobres?”.

“Es una apuesta a la densificación no planeada sobre la base de mayor edificación limitando las alturas y amplía la constructividad, con el enrase las distintas mixturas de usos y las unidades de sustentabilidad se podrán usar muy mal al punto que cambiarán la fisonomía de barrios enteros para favorecer la constructividad” fueron algunas de las apreciaciones. Se cuestionó que sea “un modelo concentrado en la propiedad privada en detrimento de lo público, un modelo urbanístico altamente productor de fractura social dado que desconoce la dimensión humana”.

María Inés Gorbea y Juan José Nosiglia fundamentaron la abstención del bloque Evolución: “si bien somos conscientes que el actual Código está desactualizado también sabemos que el proyecto actual está lejos de ser el adecuado porque no tiene una visión integral de la ciudad”. Reclamaron “una morfología urbana con identidad comunal” y advirtieron que “aumentaron los metros cuadrados construidos pero no la población y sobre un total de 1.400.000 viviendas 340 mil está deshabitadas, en los últimos 9 años la construcción de edificios aumentó 9 veces mayoritariamente en el corredor norte; la mayor parte está subconstruida con la zonas norte y este saturadas”. La legisladora reclamó soluciones habitacionales para familias de las clases media y baja de modo racional, a fin de resolver los desequilibrios de densidad poblacional y finalmente instó a “estudiar en detalle el potencial constructivo sin privilegiar el mercado inmobiliario y muchas veces la especulación”. Nosiglia reclamó antes, la sanción de la ley de plusvalía. El monobloque Mejor Ciudad que integra Marcelo Depierro también se abstuvo.

J.C.

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