El equipo multidisciplinario llamado Relieve inició un proyecto para establecer un pulmón verde en la calle Acuña de Figueroa.
Iniciaron su labor hace un año, bajo la premisa de redescubrir “espacios verdes en la ciudad”: “Exploramos distintas maneras de abordarlos y ponerlos en valor, proponemos estrategias que habiliten su articulación con el espacio público y su eventual y particular circulación”.
En particular, profundizaron su labor en Almagro, al encontrar que en Acuña de Figueroa al 900 hay un terreno baldío desocupado hace tiempo. Allí crecieron árboles frondosos, plantas y enredaderas.
Una de las integrantes y fundadoras de Relieve, la vecina y fotógrafa Mariela Paz Izurieta, vio frente a su casa el terreno: “Debido a la altura de su fachada (el frente de una casa antigua, con ventanas cubiertas de ladrillos, y encima de esto unas vallas publicitarias) se me había hecho imposible hasta entonces ver su interior. el terreno se encuentra en desuso y a la venta desde hace 30 años. Ese sábado feriado las vallas estaban sueltas, y el viento hacía que se agiten y se abran, dejando a la vista los restos de una puerta de madera. dije es ahora o nunca, agarré la cámara y el celular”.
“En cuanto se pone un pie en el terreno literalmente se pisa una flor, si mirás hacia adelante hay antiguas paredes de ladrillo cubiertas de enredadera, tacos de reina floreciendo, colibríes que anidaron en los muros, abejorros, pájaros, abejas, troncos de árboles talados aún en pie cubiertos por hojas nuevas, una estructura arquitectónica derruida, tomada por la enredadera y por las flores, frutos silvestres creciendo por lo bajo”, sumó en su relato.
“Hay baldíos cercados con los que uno fantasea en convertir en una plaza, en un jardín, en una huerta comunitaria; este lugar es una reserva ecológica, sin que alguien haya venido a llamarle así aún. sin saber qué hacer, compartí estas imágenes en redes, y el aluvión de mensajes y nuevos contactos que tuve pidiéndome la dirección exacta del lugar para venir a mirar, para venir corriendo adonde sea que estaba, me inquietó muchísimo; me hizo dar cuenta de cuánto queremos, lo mucho que ansiamos y que quizá necesitamos, de algo tan distinto a lo que hemos construido hasta ahora”, concluyó.
Así nació Relieve y luego, en el camino de consolidarse como grupo, llevaron el debate sobre este lugar a exposiciones y eventos. En junio celebraron un conversatorio en Lerma, espacio de arquitectura, e incluso en la Casa de la Cultura porteña, para conmemorar, en octubre de este año, el primer aniversario de la idea de reserva en Almagro.
Es más, la fotógrafa Paula Alvarado, directora de BAI Cultura ambiental, editó un libro de fotografías llamado “Flora espontánea” donde se incluye una panorámica del lugar y la historia del “hallazgo”, contada por Relieve.
En paralelo, hubo una investigación para determinar la propiedad del lugar. Dieron con que es un inmueble que pertenece al Estado de la Nación, por esto van a iniciar un trámite para tener un permiso de uso precario ante la Agencia de Bienes del Estado (AABE).
El trámite tiene un costo y por eso lanzaron una campaña para juntar fondos a comienzos de noviembre. Al darle difusión en redes, consiguieron los fondos en menos de 24 horas. Al cierre de esta edición, las energías del grupo estaban puestas en ahondar en la cuestión burocrática.
“Estamos trabajando desde hace tiempo como colectivo autogestivo para lograr que un terreno baldío lleno de biodiversidad en el barrio de Almagro pueda ser puesto en valor, visibilizado y a su vez, protegido. Este terreno pertenece a Nación, y es a partir de su hallazgo que proponemos un ejercicio de ciudadanía reflexiva y activa, desde donde podamos apreciar y potenciar la manifestación espontánea de fauna y flora de Buenos Aires como parte del patrimonio ecológico de la Ciudad”, destacó Relieve.
También hablaron de trabajar por “entender el rol clave que juegan éste y otros pulmones verdes ante el contexto de crisis climática y calentamiento global”.
Es por esto que ven como imprescindible “lograr un permiso de uso precario ante el propietario (Estado) para poder ingresar a su interior”: “Esta es una instancia vital para avanzar en un vínculo a más largo plazo con el terreno, y muchas de las actividades que planeamos a futuro precisan de un conocimiento profundo de su relieve, de las especies que lo habitan, y del relevo de su historia arquitectónica”.
“Para generar conciencia sobre la importancia de este tipo de espacios es preciso conocerlos y estudiarlos enfáticamente, de una manera que resulte no–invasiva para con su ecosistema, si no por el contrario, que sea amable”, concluyeron.

J.M.C.

También te puede interesar