Desde que se inició la pandemia por el coronovirus hay sectores muy postergados. Luego de los llamados ¨esenciales¨ fueron, poco a poco, permitiendo ciertas reaperturas en rubros que se vieron clausurados o prohibidos con la intención de que el bicho no se propague. Esas economías llevaron a muchos a la quiebra, pero a su vez se dejó a la sociedad sin esas opciones.

Y llamativamente los rubros más postergados tienen que ver con la defensa del aparato inmune: los espacios de salud preventiva, como los gimnasios, clubes y escuelas de danzas, artes marciales, pilates, yoga y espacios culturales. Acaso, ¿qué mantiene mejor un organismo que el ejercicio, acompañado siempre claro está de buena alimentación, mucha agua y el sueño reparador? ¿No será hora de que se permita trabajar a esos establecimientos que brindan equilibrio psicofísico?
Otro rubro muy golpeado se relaciona con el arte en todos sus aspectos: plástica, música, así como otros géneros salvo los relacionados con la informática que sí tuvo su gran auge durante este tiempo. Vivir sin arte no es digno, nos faltan lenguajes humanos que conecta con lo sutil de la vida. El arte puede incluso bajar el cielo a la tierra.
Es recomendable hacer ejercicio de modo cotidiano, en especial si uno está mucho tiempo encerrado, mientras estén prohibidos los establecimientos arriba mencionados la opción está online, hay muchos docentes que ya han adquirido cierta maestría en dicha modalidad que de entrada se puede sentir extraña y no muy atractiva.
También es imprescindible salir un rato al sol para cargarse de esa energía, que en términos medicinales es gracias a los rayos UV que adquirimos la vitamina D, tan importante para el sistema inmune.
Luego, ¡pisar tierra! Recordemos que los seres humanos somos seres que estamos vivos gracias a la energía vital que fluye en nuestro cuerpo (chi, ki o prana), pero que a su vez estamos inmersos en un mundo muy cargado de otras energías (de electrodomésticos, TV, ondas de radio y wifi cada vez más intensa) lo que hace que nuestro organismo se va sobrecargando. El modo de bajar esa sobrecarga electromagnética es unirse a la tierra, pararse descalzo (al menos sin suelas de goma) o sentarse en la tierra, por lo que nuestras plazas y parques pasan a ser algo fundamental. El método le llaman ¨grounding¨ en inglés y en castellano sería ¨conectarse a tierra¨ o ¨aterrarse¨. Pero en el sentido semántico opuesto a lo que surge en nuestras mentes. Recordemos que el miedo es un mecanismo hiperestresante que no hace más que desgastar nuestro organismo mientras nos quita ciertas facultades intelectuales. Esencial ante una situación de vida o muerte donde se trata de pelear o correr, pero enfermiza si la cargamos cada día de nuestra vida. El estrés del miedo debilitaría nuestro sistema inmune y por ende nos haría vulnerables a cualquier corona que haya dando vueltas. Así que como consejo apagá el informativo con el reconto de casos y muertos, y buscá disfrutar de la vida.
¡Y a no perder la esperanza, que siempre que llovió paró!

Rafael Sabini
info@revistaelabasto.com.ar

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