Los textos de Jorge Saucedo nos remiten a diferentes sensaciones y reflexiones. Una línea de su pensamiento nos presenta como víctimas de nuestra existencia física, padeciendo la existencia y, sin embargo, también, vibrando positivamente con ella. De ahí el título de su segundo libro de poesías, Condenados a la materia que sacó para fines del año pasado. Su primer libro de poesías, Desordenado, había salido a fines del 2018.
Jorge nos cuenta que nació en 1964, en San Vicente, Provincia de Buenos Aires y que a los 19 años se fue a estudiar a Corrientes el profesorado de Castellano, Literatura y Latín, en Santo Tomé. Reconoce que hizo una “férrea afinidad con la ciudad correntina” lo cual se vislumbra en sus textos bilingües. No olvidemos que Corrientes linda con Brasil y muchas poesías Jorge las escribe o las traduce al portugués. Al volver a Buenos Aires comenzó a dar clases y actualmente vive en la ciudad donde trabaja en la dirección de un colegio secundario cerca del barrio.

Sus comienzos
Sus comienzos con la escritura fueron a una temprana edad. Nos cuenta que una maestra le hizo conocer una poesía a estudiantes de 5° grado y que quedó “fascinado por la musicalidad”.
Nos cuenta que “en la adolescencia, escribía algunas cosas, pero que inmediatamente perdía o rompía. En mí juventud, hice algunos trabajos que no publiqué jamás. Recién hace unos ocho años me decidí a escribir y a publicar. Recuerdo también que a veces memorizaba algunas líneas con las que jugaba mentalmente y que jamás fueron al papel”.

Intención con la escritura
Sostiene no tener un ciento por ciento en claro su intención con la escritura: “Eso es algo que aún tengo que pulir. Mi fantasía como escritor es aportar musicalidad, imágenes, lenguaje agradable y, debido a la formación como educador, agregar algún conocimiento que despierte en los lectores una búsqueda”.
En cuanto a su motor para escribir no duda: “Mis neurosis” sostiene y ríe. Agregando “Mis propias búsquedas”.
En sus textos alterna imágenes de muy diferentes áreas de su vida, mostrando una percepción del mundo por lo que le pregunto si tiene algún tema más tabú o todo lo contrarío, un eje principal y me contesta sin titubear: “Toco todos los temas que me gustan y que en mí despiertan un fuerte interés. Para mí, la poesía es de infinitas posibilidades. Es perturbadora, donde no existe un tema tabú. Todos pueden ser de belleza poética. No sé si lo logro, pero lo intento”.
Explica ver la poesía como una forma de “desapego de lo que nos ata a la física, a la química, a la mente, al mono loco, como me dice mi profesor de yoga, a la materialidad”.

El portugués
Luego le consulto por su portugués, porqué tiene poemas bilingües en sus libros y nos cuenta que su amor por el portugués “viene por haber escuchado a María Bethânia por radio en mi adolescencia. La inigualable voz y pronunciación perfectas hicieron que entendiera la canción”.
Y que luego, viviendo en Santo Tomé, Corrientes, escuchaba radio y veía programas de televisión brasileñas. Sin embargo, estudió, nos cuenta, esta lengua de grande, coincidiendo con sus deseos de escritura: “Entonces, comencé a escribir en portugués y traducía en castellano, y a veces, los textos los hacía en castellano y después los traducía al portugués”.
Cuenta que Corrientes es una zona limítrofe con Brasil y muchos hablan portuñol. Sin embargo, nunca vivió en Brasil, sin embargo, explica: “A veces siento que soy un brasileño en un cuerpo argentino/ bonaerense/porteño”.

La creación literaria
Luego volvemos a los textos y le pregunto cómo es su método ante lo que explica: “Cuando escribo dejo que todo salga como quiera. Luego interviene la gramática y las rupturas que esa gramaticalidad me produce. Más adelante, vuelvo a leer y cambio lo que me parece necesario. Evito pensar que ese texto es mío…”
Respecto de la recepción y devolución de su presentación intelectual y emocional es claro, prefiere no saber, mejor el misterio y agrega: “Creo que un libro, una vez terminado, ya es del público”.
Charlando nos comparte una anécdota de cuando no sabía qué título ponerle a su segundo libro: “Creo que a partir de mis indagaciones con textos de Carl Jung y de Joseph Campbell, se me encendió la lamparita. Borges decía que uno no escribe, sino que reescribe lo que ya se escribió”. Concordamos que se generan una serie de interacciones semánticas entre quien crea o más bien recrea y quien interpreta y luego, posiblemente también, recrea o crea.
Para cerrar esta presentación aprovecho una intención de Jorge, que dice que espera que “la cultura de «lo narrado» vuelva a la profundidad del océano de la poesía”.

Rafael Sabini


Sentado en posición de loto

Hoy me siento
en un nido de escombros
de la ciudad destruida.
Con el resto
de cuerpo,
de espíritu o de alma
o de conciencia
y, obviando la magia
y lo funesto,
acomodo mis isquiones,
la columna y las piernas
y el asombro…
e intento mirar
el rostro del desconcierto:
la perplejidad.


 

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