David Nabarro, encargado de la Organización Mundial de la Salud para el coronavirus en Europa, explicó que las cuarentenas para combatir el coronavirus solo hacen “que la gente pobre sea mucho más pobre”.

Hoy pudimos leer en los diarios argentinos -por ejemplo, Página/12 e Infobae- como un asesor especial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) instó a los gobiernos a no utilizar la cuarentena como principal estrategia para controlar la propagación de la COVID-19, y alertó sobre el aumento de la pobreza como consecuencia de las restricciones.

“En la Organización Mundial de la Salud no abogamos por las cuarentenas como el principal medio de control de este virus”, dijo el doctor David Nabarro, uno de los seis enviados especiales de la OMS para la COVID-19, en una entrevista con el medio británico The Spectator (según dicen estos diarios porteños).  “El único momento en que creemos que una cuarentena está justificada es para ganar tiempo para reorganizar, reagrupar y reequilibrar sus recursos, y para proteger a los trabajadores de la salud que están agotados. Pero, en general, preferimos no hacerlo”.

El encargado de la OMS ante el Covid-19 en Europa, sostiene que los bloqueos “solo tienen una consecuencia que nunca hay que menospreciar y es hacer que la gente pobre sea mucho más pobre”.

Alertó que la pobreza mundial podría duplicarse para el próximo año: “Es muy posible que tengamos al menos una duplicación de la desnutrición infantil, porque los niños no reciben comidas en la escuela y sus padres, en familias pobres, no pueden pagarlo. En realidad, esta es una catástrofe global terrible y espantosa”.

En consecuencia pidió a los líderes mundiales que “dejen de usar la cuarentena como su método de control principal”, y los instó a desarrollar, en su lugar, “mejores sistemas”. “Trabajen juntos y aprendan unos de otros”, exhortó. “Pero recuerden, las cuarentenas solo tienen una consecuencia que nunca deben menospreciar, y es hacer que la gente pobre sea muchísimo más pobre”. Explica: “Los bloqueos simplemente congelan el virus… no conducen a su eliminación”

Según Infobae y BaeNeogocios el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, describió en agosto los confinamientos como una solución no efectiva a largo plazo para ningún país: “No necesitamos elegir entre vidas y medios de subsistencia o entre la salud y la economía. Esa es una falsa elección”, dijo.

Sin embargo, para el oficialista Página/12 Ghebreyesus estaría argumentando que, ante el creciente aumento de casos de Covid-19 en Europa y América,  “no queda otra opción” que el confinamiento. Y que “nunca en la historia de la salud pública se ha usado la inmunidad colectiva como estrategia para responder a una epidemia, y mucho menos a una pandemia. Es científicamente y éticamente problemático”. Ghebreyesus habría dicho también (Página/12 no dice cuándo) que  “Llegado cierto punto, no hay otra cosa que hacer que dar órdenes de quedarse en casa para ganar tiempo y usarlo para elaborar planes, preparar a los trabajadores sanitarios y mejorar los test”. “Dejar que el virus circule llevará a infecciones, sufrimientos y muertes innecesarias” descartando así la idea de la “inmunidad del rebaño”.

No se sí es sólo a mí o también al lector que las palabras del director general de la OMS le suenan ambiguas. En lo personal pienso que al principio del supuesto descubrimiento del Covid-19 podría haber tenido una postura y ahora otra. La realidad es que hoy, luego de un confinamiento de como ocho meses, el sistema de salud, según explicó el gobierno nacional, mejoró su estructura (y se re-jerarquizó volviendo de Secretaría a ser un Ministerio). Mientras, la situación económica está muy difícil, con mucha gente desclasada. Si bien el gobierno porteño va abriendo poco a poco la posibilidad de movernos tal vez sea hora de repensar otras formas de enfrentar esta enfermedad. Dándole también el estatus que le corresponde y abriéndonos a otros posibles métodos de enfrentar la peste que no sea solamente la espera a la vacuna de los grandes laboratorios que respalda Bill Gates, principal inversionista de la OMS.

R.S. 

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