Irineo Garzón fue arrestado en un domicilio en el barrio porteño de Mataderos y se lo trasladó a la Alcaldía N°12, donde fue encerrado en un calabazo. La Sala I de la Cámara del Crimen definió por mayoría que quede detenido por el delito de abuso con acceso carnal.

La Sala I de la Cámara del Crimen resolvió revocar la excarcelación con la que la jueza Karina Zucconi benefició a Irineo Garzón, acusado de violar a una joven venezolana en su local de uniformes médicos en Paso 693.

Resolvieron su detención por el delito de abuso sexual agravado con acceso carnal, tras la apelación de la fiscal del caso, Silvana Russi, y Mariela Labozzetta, titular de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM), junto con la querella de la víctima con los abogados Alejandra Cabrera y Pablo Baqué.

Así hoy Garzón fue arrestado en un operativo realizado por la división de Delitos contra la Integridad Sexual de la Policía de la Ciudad en un domicilio ubicado en Tandil al 3000, en Mataderos.

Lo ubicaron fácilmente porque la tobillera electrónica que cargaba indicaba que el acusado se encontraba en ese lugar. Esposado fue trasladado a la Alcaldía N°12, ubicada en Ramallo al 4300 en el barrio de Saavedra, donde fue encerrado en un calabozo.

El fiscal de cámara Ricardo Sáenz, según trascendió, mantuvo el criterio de las funcionarias judiciales y pidió la inmediata detención del imputado.

Ayer los abogados querellantes indicaron que harán una presentación para que al menos otras tres presuntas víctimas sean incorporadas formalmente como testigos a la causa.

En sus relatos, habría nuevas pruebas del acoso del comerciante a sus empleadas y la repetición de un modus operandi de captación.

El caso levantó mucho revuelto gracias al accionar de la madre de la víctima y muchos compatriotas venezonalos que hicieron varias marchas de escrache y repudio. Al punto tal que llegó a Venezuela tanto su gobierno como la mismísima oposición llegaron a cuestionar el correcto accionar de la justicia argentina.

En la declaración como testigo, la víctima de 18 años, relató que el contacto con el imputado había comenzado por Facebook, dos días antes de la entrevista laboral que finalmente mantuvieron el 23 de enero pasado, en la que la joven esperaba comenzar a trabajar en el local de venta de uniformes médicos de Garzón en el barrio porteño de Balvanera.

Durante la reunión, tras beber un vaso de jugo que el hombre le ofreció repetidamente, comenzó a sentirse mareada. “Creo que el dueño de donde trabajo me drogó porque me siento mareada”, expresó la víctima en el mensaje que le envió a través de WhatsApp con la dirección en donde se encontraba. La hermana de la joven avisó de manera urgente a su madre, quien se encontraba cerca del comercio y denunció el hecho al 911.

Tras llamar varias veces, la Policía de la Ciudad ingresó al local, que tenía las persianas bajas, y hallaron a la joven tirada sobre una escalera en el fondo del comercio con el torso desnudo y supuestamente bajo el efecto de psicotrópicos, “con el pantalón desabrochado, descalza, inconsciente, llorando y balbuceando”. Junto a ella estaba el dueño del negocio, Garzón Martínez, quien fue detenido en un primer momento y luego excarcelado.

U.K.

 

 

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