En el barrio de Balvanera abrió el Centro de Inclusión Social “La Mano de Dios” en Perón 2869, co-gestionado por el Hogar de Cristo junto al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, para alojar a gente en situación de calle y asesorarla para insertarse en el mundo laboral. Además, el GCBA, mediante el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat, inauguró en Urquiza al 200 una Casa de Familia para que “las personas puedan recuperar hábitos, asumir responsabilidades y reconectarse con la comunidad”.

En cuanto a este último, a fines de junio, el ministro de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad, Gabriel Mraida, encabezó una vista a las instalaciones junto a vecinos de Once (véase foto arriba).
El funcionario contó que la administración actual reformó el planteo de los paradores para gente sin techo y propuso distintos tipos de dispositivos distribuidos en los barrios porteños: hay Centros de Inclusión Social (CIS) para gente en situación de calle con diversas problemáticas a atender, espacios para gente sola, también alojamiento para familias con hijos y, dentro de ese segmento, está la Casa de Familia de Once, pensada “como el último eslabón antes del egreso”.
El espacio de inclusión de la calle Urquiza está “diseñado para que las personas puedan recuperar hábitos, asumir responsabilidades y reconectarse con la comunidad”. Se montó en el inmueble que antaño funcionó como hotel sindical. Cuenta con una capacidad para 96 personas, cuyas plazas están distribuidas en 24 habitaciones.
Durante la recorrida con vecinos, el ministro contó que cada familia cuenta con una habitación a disposición, dotada de camas, heladera y baño privado. Se les entregan viandas y pueden comer en el espacio común o en los cuartos.
La casa se pensó como una instancia transitoria. Lo ideal es que las familias estén menos de un semestre o un año. Que no sea poco tiempo como para que no puedan reinsertarse, pero tampoco mucho como para que dejen de intentarlo. Durante su estadía se trabaja en distintas capacitaciones para garantizar el “egreso” del grupo familiar en forma sólida: con trabajo y un lugar para poder residir. El asesoramiento continúa una vez que el grupo familiar logró asentarse para evitar cualquier tipo de retroceso.
El ministro contó que mucha gente ingresó a la casa teniendo trabajo, pero que por distintas cuestiones (como no haber podido seguir pagando el alquiler) quedó en situación de calle. Con el asesoramiento indicado, e incluso con el acceso a algún subsidio habitacional o programa social, pueden reincorporarse en un marco cuidado. Muchas personas con trabajo quedan en la calle y luego les es más difícil reincorporarse.
Dentro de la casa en la actualidad hay casos de madres solteras que trabajan de modistas con sus propias máquinas o quienes están en la búsqueda activa de trabajo, de entrevista en entrevista. Su estadía en la casa les permite rearmarse sin tener que pasar las noches en la calle ni exponerse a situaciones de riesgo. También se pide la escolarización de sus hijos. En caso de que no sea así, se realizan las gestiones pertinentes.
El ministro le contó a los vecinos que este año hubo unas 500 personas que lograron salir de la situación de calle, que estaban en los dispositivos porteños. También hizo notar que la mayor parte de la gente sin vivienda está alojada en el presente en CIS de distinto tipo y que solo una parte minoritaria descansa a la intemperie. Según datos de 2024, había 1.236 individuos durmiendo en plena calle a la vez que 2.813 lo hacían en CIS.
De todos modos, resaltó que los vecinos pueden llamar al 108 en caso de ver una persona durmiendo en la calle, bajo algún puente o dentro de cajeros. Es para que se haga presente la Red de Atención del GCBA, que brinda asesoramiento y articula con distintos programas, organismos y dispositivos.
En un comunicado, el GCBA señala: “Casa Familia es el último paso antes de llegar a casa. Es más que un techo: es el lugar en el que las personas pueden terminar de reintegrarse con la comunidad y recuperar la autonomía necesaria para reconstruir su vida. Las personas organizan su día a día en comunidad: acuerdan normas de convivencia, cocinan, mantienen limpios los espacios y gestionan insumos. Pero, además, a una propuesta integral para fortalecer su autonomía: Educación: progra-mas para terminar la escuela. Salud y bienestar: actividades deportivas y recreativas. Trabajo: capacitaciones para la inserción laboral”.
Con respecto a “La mano de Dios”, en el marco del “Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas”, el miércoles 25 de junio desde el mediodía se celebró la apertura del CIS frente a la estación Once del tren Sarmiento.
En particular, este lugar apunta a dar alojamiento y contención a personas adultas, en general sola, que atraviesen alguna situación de complicación económica o consumo problemático. No es solo un lugar para poder dormir lejos de la intemperie, sino que hay equipos profesionales del GCBA atentos a atender cada realidad.
Pasado el mediodía, monseñor García Cuerva ofició una misa en la que afirmó: “Todos hemos sentido alguna vez la mano de Dios que nos rescató, la mano de Dios que hizo un milagro con nosotros, y por eso todavía estamos acá, por eso todavía tenemos ganas de pelearla, por eso todavía jugamos el propio partido en la cancha de nuestra vida”.
“¿Cuánta gente está laburando acá atrás? ¿Cuánta gente está poniendo sus manos, su vida, su corazón para que hoy, escuchando el clamor de tantos que la están pasando mal en la calle, digamos: queremos tenderles la mano? Y este lugar es un poco esa mano de Dios en el corazón de nuestra ciudad”, agregó.

“Les propongo entonces que todos, le demos gracias a Dios por las manos de Dios que hemos recibido en los momentos que nos sentimos tirados al borde del camino. En segundo lugar, les propongo que esa mano que alguna vez me dieron, también yo sea capaz de dársela a otro. Este parador quiere ser eso: tendamos la mano a los que necesitan”, finalizó.
Por otra parte, se hicieron presentes autoridades judiciales (federales y de la CABA) y hablaron con vecinos sobre distintas problemáticas locales, desde situaciones vinculadas con el uso y venta de drogas a la asistencia a gente en situación de vulnerabilidad social.
En este inmueble hace tiempo funcionaba un parador para gente sin techo a cargo del GCBA, pero ahora se reformuló y se cuenta con la presencia de Cristo Obrero.
Sobre las políticas públicas del Gobierno porteño ante gente sin techo: “La Ciudad cuenta hoy con 47 Centros de Inclusión Social (CIS) segmentados según la necesidad: familia, mujeres solas, mujeres con hijos, hombres solos y personas con padecimientos de salud mental. Todos los Centros de Inclusión Social cuentan con equipos multidisciplinarios, conformados por trabajadores sociales, psicólogos, acompañantes terapéuticos y operadores disponibles las 24 horas. Estos profesionales brindan asesoramiento en salud, gestión de documentación y acceso a servicios sociales, asegurando un acompañamiento integral y personalizado para cada persona. Además, desempeñan un papel fundamental en la revinculación con familiares y redes de apoyo, creando un entorno propicio para la integración comunitaria y la reconstrucción de lazos afectivos”.

J.M.C.


3er censo popular de gente en situación de calle

Por Ley, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires debe hacer un censo anual que reporte la cantidad de gente sin techo.
Históricamente, instituciones que atienden la temática aseguran que la medición oficial no contempla a todas las personas en situación de calle. Por eso en 2017 y 2019 realizaron censos populares, con voluntarios provenientes de organizaciones sociales. La tercera edición se realiza este invierno.
En la organización contaron: “Del 26 al 28 de junio, cientos de voluntarios llevamos a cabo recorridas por todos los barrios de la Ciudad de Buenos Aires para relevar cuántas personas sobreviven en situación de calle. Es una herramienta estadística y una acción política desarrollada de manera colectiva para visibilizar a quienes el Estado decide criminalizar”.
“Exigimos presupuesto acorde, políticas públicas efectivas y respeto por los derechos humanos de quienes hoy no tienen un techo. La calle no es un lugar para vivir y tampoco para morir. Convocamos a la sociedad civil y a los medios de comunicación a acompañar esta iniciativa, difundir los resultados y ser parte activa de una ciudad más justa y solidaria”, agregaron.

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