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San Cristóbal: el palacio de aguas de Entre Ríos y Constitución es Monumento Histórico Nacional

Decreto presidencial.

Por medio del Decreto presidencial 520/2022 el palacio de aguas de San Cristóbal, ubicado en Entre Ríos y Constitución, fue declarado Monumento Histórico Nacional.

El llamado “Depósito Ingeniero Paitoví” o “Depósito Constitución” fue proyectado por Obras Sanitarias de la Nación. “El último de los grandes gigantes del agua, moderno y discreto”, indica la empresa Aguas y Saneamientos Argentinos (AySA).

En una comunicación oficial, la empresa informa: “Se lo llama Gran Depósito Distribuidor Ingeniero Antonio Paitoví (Ex Depósito Constitución) en homenaje a uno de los ilustres presidentes que tuvo Obras Sanitarias de la Nación (período: 18 de septiembre de 1930 al 27 de febrero de 1934). Depósito de gravitación para la distribución de agua potable. Hoy en día funciona como depósito y como estación elevadora -ayuda a proveer de agua a más de 600.000 habitantes-, es decir, fue encontrado por el mismo destino que Caballito y Devoto. Por esto, también se lo conoce como “Estación elevadora Constitución.” Para su funcionamiento, recibe el agua tratada del Establecimiento San Martín (40%) y de la Planta General Belgrano (60%) mediante un conducto de hormigón armado. Por mes, circulan aproximadamente 8.500.000 m3 de agua potable”.

Sobre la historia: “La construcción de este depósito, incluido dentro del Primer Plan Quinquenal (1947-1951), comienza en 1948 y finaliza en 1957, se sumaba a la construcción de diques, regadíos de zonas áridas y desiertas, y a la ejecución de otras importantes obras de agua, cloacas y pluviales en diferentes áreas del territorio nacional”.

Arquitectura: “Presenta un aspecto exterior de formas racionalistas y un neoclasicismo de carácter sobrio que lo diferencian completamente de las reminisencias victorianas propias de siglos pasados de sus antecesores, el Palacio de las Aguas Corrientes y los depósitos de Caballito y Villa Devoto. La estructura fue realizada de hormigón armado, distanciándose también en la elección de materiales (Caballito y Villa Devoto presentan revoque de símil piedra parís y el Palacio una cobertura multicromática de terracota inglesa)”.

En cuanto a la estructura de hormigón armado: “El interior también presenta diferencias: dispone de 6 tanques -los otros 3 tienen 12 cada uno- repartidos en 3 pisos. Cada tanque puede almacenar hasta 12.000 m3 de agua potable y, al igual que la estructura general, son de hormigón armado. Los materiales que se utilizaron para su construcción fueron: hormigón armado, hierro redondo y armaduras, cemento portland, plastiment y revoques. No fue utilizado hierro para los tanques por una cuestión económica (el costo del hierro era mucho más elevado ya que debía importarse). Es importante destacar, entonces, que todos los materiales de la estructura son nacionales, mientras que sus antecesores fueron construidos, prácticamente en su totalidad, con materiales extranjeros”.

Esta misma distinción fue otorgada por el Decreto a los palacios de agua de Caballito (Avenida Pedro Goyena Nº 455) y Villa Devoto (Avenida Francisco Beiró N° 4150).

La fundamentación del Decreto presidencial expone: “El crecimiento demográfico y edilicio de la Ciudad de Buenos Aires superaba en los primeros años del siglo XX todas las previsiones de saneamiento posibles, y para una ciudad que recibía importantes contingentes migratorios y construía grandes edificios en altura, el Depósito Del Palacio De Las Aguas Corrientes de la Avenida Córdoba no era suficiente. Era necesario complementar y ampliar su acción con otros depósitos de gravitación ubicados en zonas topográficamente más elevadas que pudieran abastecer sin problemas a las nuevas generaciones de rascacielos que iban poblando la ciudad”.

“Para ello en el año 1908 la Dirección General De Obras De Salubridad De La Nación formuló un plan de abastecimiento que contemplaba la provisión de agua potable para 6.000.000 de habitantes, y comprendía la construcción de grandes depósitos de reserva en zonas con cotas de 38 metros ubicados en barrios periféricos de la Ciudad de Buenos Aires, junto con otras importantes obras, como una nueva planta purificadora en Palermo, que reemplazaría a la de Recoleta. Los depósitos seguían el diseño general del edificio de la Avenida Córdoba, una gran estructura metálica interior con 12 tanques de reserva de 4 metros de altura y 6000 metros cúbicos de capacidad, en 3 niveles, sostenidos por una malla de columnas de hierro que también soportaban el armazón de la cubierta de chapas onduladas en la parte central y las mansardas y cúpulas de pizarras perimetrales”.

“El Depósito Caballito fue habilitado el 25 de octubre de 1915 y sobre su funcionamiento vale la pena señalar que las cañerías de agua filtrada llegaban a los tanques desde las bombas impelentes del Establecimiento Palermo, con un largo de 10 kilómetros. La construcción del Depósito Villa Devoto fue terminada a fines del año 1916 cuando restaban construir la casilla del guardián, las oficinas, los cercos, veredas, etc., que fueron terminados junto con la habilitación total del depósito el 1° de diciembre de 1917. El Depósito “Ingeniero Paitoví” o Depósito Constitución, como suele conocerse, fue proyectado por Obras Sanitarias De La Nación”.

“Sus obras se iniciaron en el año 1948 durante el primer gobierno del General Juan Domingo Perón, fue inaugurado 9 años después por el gobierno de facto que lo derrocó, en el año 1957, y se trató del último eslabón de un largo camino. Externamente, en la segunda posguerra, la arquitectura oficial presentaba otras vertientes estilísticas y dentro de ellas la de un neoacademicismo lavado, que tiene en el Depósito Constitución un exponente de valor. Su funcionamiento es pleno y hoy constituye una pieza vital dentro del sistema histórico y actual de provisión de agua de la ciudad y, desde luego, un testimonio clave de su magnífico patrimonio industrial”.

“Una presencia histórica en el paisaje ribereño sobre la Costanera Norte han sido las torres de toma en el Río De La Plata, encargadas de captar el agua para su posterior potabilización, distribución y consumo. Que el 4 de abril de 1869 la Ciudad de Buenos Aires se había convertido en la primera ciudad de América en contar con instalaciones de filtros para agua purificada; aquel primitivo sistema, proyectado por el ingeniero John Coghlan, no contó con una torre de toma. La construcción de la antigua Torre De Toma en el Río De La Plata llegó años después, con un nuevo proyecto de provisión de agua, cloacas y desagües pluviales encargado al ingeniero John F. Bateman. Este sistema, mucho más amplio que el anterior, fue aprobado por el Gobierno en el año 1872 y dentro de sus componentes se encontraba la ejecución de una Torre De Toma ubicada a Ochocientos Cincuenta (850) metros de la ribera, frente al entonces pueblo de Belgrano, sobre la corriente llamada de “El Capitán”.

“El agua que se captaba del Río De La Plata era llevada por un túnel de toma hasta la planta de Recoleta, enclave que se proyectaba ampliar y modernizar, luego llegaba a depósitos de asiento en los que se alojaban las materias en suspensión, para luego pasar a los filtros debajo de los cuales se asentaría una cámara de reserva, y desde allí era distribuida a la ciudad por medio de máquinas impelentes ubicadas en una casa de máquinas, de mayores dimensiones y capacidad que la proyectada por COGHLAN años atrás. Con la utilización de la electricidad en las maquinarias de provisión de agua, los grandes depósitos de gravitación fueron perdiendo protagonismo en su uso, quedaron como complemento del sistema directo de impulsión, o bien, desafectados como el de Avenida Córdoba”, concluye.

 

J.C.

Foto: AySA

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