Buscando visualizar lo que queda de la traza actual de la AU3 dimos con la esquina suroeste de Boedo e Hipólito Yrigoyen que tiene una mueblería que llama la atención porque se ve todo muy quieto, siempre cerrado y, sin embargo, para el detenido observador se pueden percibir pequeños movimientos.
Esta quietud de un comercio que nunca abre desencadenó en una serie de suposiciones entre los vecinos que van iban desde ocupas invisibles hasta fantasmas… incluso hay quienes pensaban que la casa, por momentos, podría estar funcionando. La entrapada llegó a una serie especulaciones online hasta que un twitt provocó que surjan un par de notas sobre el tema el año pasado.
La verdad de la milanesa es la siguiente y la cuenta Marcelo a Clarín, el hijo de Mario Gordin, creador de Magor, una denominación armada con las primeras letras del nombre y del apellido del fundador. Marcelo cuenta: “La historia es así: 50 años atrás, mi viejo le alquiló la esquina de Boedo e Hipólito Yrigoyen a un hombre que después murió y no dejó herederos”. Durante muchos años, cuenta, su padre siguió pagando el alquiler en un depósito judicial: “No sé ni en qué dependencia, ni dónde está esa plata. Sé que la pagó durante mucho tiempo porque eso le recomendaron”.
Cuando Mario murió, en 1996, su esposa quedó a cargo. Ella fue quien decidió iniciar un juicio por usucapión, un proceso que consiste en hacerse de un bien inmueble a través del pago sostenido de los impuestos durante un par de décadas.
“Durante varios años mi mamá trabajó ahí. Después se enfermó y en el último tiempo era un divertimento para ella. Incluso, como quedaba tan poca mercadería, le pusimos un divisor y unos cortinados para que esa situación no fuera tan evidente”.
Luisa Gordin murió en 2014 y sus tres hijos heredaron el juicio.
Hoy los tres hermanos le pagan a una mujer para que limpie con cierta frecuencia y a ella le piden mover un poco las cosas para que el espacio parezca en uso. A su vez los tres hermanos hacen el cuidado necesario y mantienen las luces de noche porque temen que el negocio sea ocupado, cosa que ya una vuelta les pasó.
“Estamos legalmente autorizados a alquilar pero tampoco queremos. Esperamos a que el juicio termine”, dice Marcelo.

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