La pintora y docente Dani Abbate y la realizadora audiovisual Sofi Diamante abrieron este verano el Espacio Moreira, en Sánchez de Bustamante 1063, en la zona del Abasto. Un local a la calle con planta baja y subsuelo que antes fue ferretería renació en una galería de arte, que combina talleres de distintas disciplinas y aloja eventos como ferias de emprendedores y ciclos cinematográficos.

“Moreira se va construyendo. La identidad del lugar se está formando junto con nosotras”, destaca Dani y agrega: “Es algo enriquecedor”.
En el presente, las exposiciones pictóricas –que se renuevan una vez al mes- se montan en los muros de la planta baja. Al cierre de esta edición estaban exhibidos los cuadros de la dibujante Anahí Leiva.


Desperdigados por el local, hay mesas, percheros y estanterías para exhibir las producciones que a la vez son parte de la edición mensual de la Feria Shaka, a cargo de Ivo y Sofi, que convoca con entrada gratuita a gran cantidad de emprendimientos de cerámica, tejidos, ilustraciones, entre otros. En el mismo lugar se realizan proyecciones cinematográficas –como el ciclo de culto Muere Monstruo Muere- o jornadas especiales como clases intensivas.
En el centro se ubica una extensa mesa en la que se dictan talleres de narrativa (Nuria Rodríguez Cartabia), historieta (Jony Weis) y bordado (Titi Macedo). Por su parte, Dani da un taller de dibujo y pintura en el salón del subsuelo, donde también está alojado su espacio de trabajo.
Sofi destaca la “inserción en el Abasto del espacio cultural”: “Nos ceba mucho esa idea, que las personas tengan cerca de sus casas un espacio para hacer actividades, talleres, pasar un lindo rato”. “Nos pasa de hacer publicaciones digitales, pero lo que más nos rinde es volantear. Los talleristas salían a repartir y los vecinos al rato venían con el volante en la mano. Nos gusta sentir que estamos apostando por el cara a cara, por la charla con el vecino, por compartir un buen rato a través de la cultura y el arte”, agrega y recuerda las veces que “muchos vecinos contaban que hacían cuadros o pintaban”: “Dan mucha ternura y bienestar esos momentos en que las personas se abren y podés compartir desde ese lugar. También los animamos a que se sumen a los talleres”.
“La gente del barrio de a poco se está enterando de todo lo que pasa acá adentro”, celebra Dani y señala que en los primeros tiempos “la gente nos recordaba que acá había una ferretería, después nos preguntaban qué estábamos haciendo, hasta que empezaron a ver los cambios, los cuadros, las luces”. “Una vecina nos trajo un maniquí de madera, nos lo dio porque había visto un perchero en el que tenemos remeras y camperas estampadas. Ese tipo de gestos nos emocionan”, agrega.
A fines del año pasado, Sofi dio el primer paso y apostó a soñar con un “espacio propio”. Además de su trabajo en audiovisuales, tiene años de experiencia en la organización de eventos culturales: es parte del armado del ciclo Muere Monstruo Muere (cine de terror y clase z) e integró la cooperativa que gestionaba el Teatro Mandril de San Cristóbal.
“Quiero poner un lugar y que ahí vos tengas tu taller”, fue la primera propuesta que le hizo a Dani, quien además de amiga pasó a ser socia. Después del sí, el verano las encontró buscando locación. Así llegaron al Abasto. Sofi es vecina de Parque Patricios y Dani, de Parque Chas, pero el lugar cerraba por todos lados.
“A pulmón, nos pasamos semanas rasqueteando todo. Antes había funcionado una ferretería, tenía todas las paredes agujereadas, una pared de cada color”, recuerda Sofi como la primera hazaña, la de empezar a acondicionar el local, hacer que Moreira llegue al Abasto.
Fue una aventura compartida con sus amigos, quienes a la vez también son artistas, emprendedores y talleristas. “Se pusieron la diez y nos ayudaron a rasquetear. Sole, que es la montajista del lugar, nos ayudó con el tendido eléctrico”, puso de ejemplo Sofi.
Parte de esta sinergia inicial para transformar la ex ferretería en galería continuó, ya que muchos de los amigos artistas son quienes hoy dan talleres o están al frente de las jornadas especiales.
“Estar juntos y disfrutar de la actividad en vivo, juntarnos a ver una obra, una peli, a compartir lo que sabemos. Cuando abrís el lugar, las cosas pasan”, celebra Dani.
“Moreira es diverso, nace como una necesidad propia nuestra de laburar lo que nos gusta de la cultura, que está atravesando su peor momento”, dice Sofi y agrega: “Es algo que le pasa a la gente de alrededor: personas que pintan y no saben dónde colgar sus cuadros, que hacen cine y no saben dónde proyectar, que hacen bordado y no saben dónde compartirlo”.


“Tenemos la suerte de estar rodeada de gente talentosa. El afuera está bastante hostil, lo cultural ni hablar. Por eso buscamos que Moreira sea un espacio de encuentro que albergue a vecinos, artistas, emprendedores, personas que están creando. Para nosotras vivir esta experiencia es un lujo y también nos incentiva a trabajar para que el proyecto se sostenga a largo plazo. Queremos disfrutar mucho más de la alegría de encontrarnos”, concluyen las amigas, artistas y socias sobre este nuevo espacio artístico del Abasto.

J.M.C.

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