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Pino Solanas:
“¿Se puede o no se puede?”

La diversidad de facetas que marcó su vida es, acaso, la característica sobresaliente de este experimentado guerrero, quien desde hace más de cinco décadas libra cientos de batallas, siempre del mismo bando: el de los más débiles, el de los rebeldes, el de “los nadies”. Otra seña de identidad es un punto cardinal: El sur. Ese fue el rumbo que signó su cine, su actividad política y los caminos que lo condujeron por originales circunstancias de una vida intensa. A saber:
Encuentro con intelectuales peso pesado, cuando solo era “un pendejo inquieto”: Cook, Walsh, Wernicke, Scalabrini Ortíz, Jauretche, Hernández Arregui y Rodolfo Ortega Peña, entre muchos otros.

Promediando los ’70 fue amenazado de muerte por la Triple A. Ya en 1969 había fundado el grupo Cine Liberación junto a Octavio Getino, e impulsado con “La Hora de los Hornos” el desarrollo de un circuito alternativo de difusión a través de organizaciones sociales y políticas, que formaron parte de la resistencia.

En 1975 realizó “Los Hijos de Fierro”, su primer largometraje de ficción. En 1976 un comando de la Marina intentó secuestrarlo. Fue entonces, que partió al exilio hacia España y luego a Francia donde realizó, en 1980, el documental “La mirada de los otros”. Durante su destierro participó en varias organizaciones de solidaridad con las Madres de Plaza de Mayo y los demás entidades de defensa de los derechos humanos, denunciando internacionalmente la represión en la Argentina.

En París, con Envar El Kadri, Arianne Mouskhine, Miguel Ángel Estrella y otros artistas e intelectuales, participó en la creación de la Asociación Internacional en Defensa de los Artistas.

En 1983, regresó a Buenos Aires y en 1985 filmó “Tangos, El Exilio de Gardel”, que obtiene los máximos premios en el Festival de Venecia y de La Habana. En 1988 terminó Sur que fue premiada en Cannes.

Durante la segunda década infame que vivió el país, en los 90, seis balas le atravesaron las piernas en represalia a sus denuncias contra el poder. Hoy los sueños con rumbo Sur permanecen invariables en él. Se hallan proyectados en su cine, en la política –será candidato a presidente y senador este domingo 28 de octubre-, en su pasión por la historia y en su obstinado empeño en transformar una realidad argentina y latinoamericana que le duele en su costado izquierdo. En este extenso diálogo con A.W., Pino Solanas –de él se trata-, explicó cómo y por qué se puede poner la proa hacia un horizonte de “justicia y dignidad”.


-¿Qué recuerdos vienen de tu niñez?
- Recuerdo los juegos entre nosotros que éramos una familia numerosa, se inventaban los juegos y cada edad tiene los suyos. Viene el Olivos de los años cuarenta, un Olivos de calles con empedrado y de casas grandes, los jardines eran grandes. ¡Uh! nos divertíamos mucho, nosotros éramos cinco, pero además venían los amigos del barrio. Recuerdo ese Olivos del botellero, la leche, la verdura, el panadero, todos con carro. ¡Ah! Y el río, el olor del río, porque luego de los 12, el gran programa era ir al río. Ya a los 14, era ir a buscar a las chicas a las salidas de los colegios, porque no había colegios mixtos. Y después ir al cine, estaba el cine York, las fiestitas que se organizaban en las casas, yo me he divertido mucho en mi adolescencia. Era un Olivos muy apacible. Fui al Colegio Nacional San Isidro, el único nacional que había. Entonces era Olivos, La Lucila, Martínez, San Isidro hasta San Fernando, era todo una misma movida. Toda la zona Norte era una aldea grande, no tiene nada que ver con lo que vino después, nadie tenía auto. Quizá “¡uy!, a aquél le presta el coche el viejo”. Para nosotros era un Olivos de bicicleta.

-¿Y después?
-Ya sobre el final de la adolescencia fue el despertar de mis inquietudes, las lecturas. Todo eso tipo de cosas. Y cambiaron las amistades. Cada edad en la vida tiene sus amistades. En Olivos había además un semillero intelectual muy interesante. Vivian grandes escritores.

-¿Cómo comenzaste a vincularte con ellos?
-En los famosos asados de Enrique Wernicke, el autor de ‘’La Rivera’’ y el autor de innumerables sainetes y cuentos , el autor de ‘’El agua’’, un extraordinario escritor. Él había inventado “el asado de lo de Enrique” que empezaban los sábados a la mañana: prendía el fuego y, a veces, estaba y otras no. Era un asado de puertas abiertas, cualquiera podía ir con el amigo que quisiera, llevando carne y vino. Enrique decía “nunca seré esclavo de mis amigos”, él se iba y los íntimos sabían dónde estaba la llave. Bueno, ahí yo conocí a los grandes escritores argentinos y algunos extranjeros. Estaban Juan José Manauta, Juan Gelman, Portantiero, Roberto Cossa, Lucci el poeta, Gerardo Pizzarello, Miguel Angel Bustos, que lo desaparecieron durante la dictadura. Era una peña extraordinaria, gente de la izquierda como Agosti, Rodolfo Walsh, todo eso pasaba por los asados “de lo de Enrique”, 20 años de intensos asados. Y también era el Olivos cinematográfico, porque vivían muchos directores: Torre Nilson, y Aníbal González Paz, que era el fotógrafo estrella de la época, Mignoli y Barreto, Lucas Demare. Ahí estaban los estudios Lumington, y cerca estaba Argentina Sono Film.

“Yo era un pendejo inquieto”

-¿Y tu relación con Scalabrini Ortiz y Jauretche?
-Vivía a dos cuadras de la casa de Scalabrini Ortiz, y estudiaba con su hijo, Yuyo. He ido tantas veces a la casa de los Scalabrini como Yuyo venía a casa. He hablado muchas veces con él y, además, en el año 56 comencé a colaborar como crítico musical en la revista “Qué”, tenía 20 años y trabajé allí durante tres años. Por ahí pasaron grandes escritores argentinos, y conocí sus libros y la dignidad que tenía Scalabrini Ortiz, también los de Jauretche. Yo me encendí en esos libros, y al mismo tiempo tenía la inquietud como para seguirlos, ir a las charlas, a escuchar a Jauretche. También iba al centro, por supuesto obligado en tren, y a la vuelta pasaba por el bar Castelar para ver si lo enganchaba a Jauretche, pero no porque yo era un amigote de él. Uno iba y estaba feliz porque lo dejaban acercarse a la mesa, a escuchar. Y lo mismo hice con el Gordo Troilo, con el Polaco Goyeneche y con Piazzolla. Yo los seguía a bares, a donde tocaban los esperaba a la madrugada, para aprender de ellos. Una condición que tuve fue saber aprender de los que me antecedían. De todos ellos aprendí.

¿Qué aprendiste del Polaco?
-Su humanidad y un sentido poético, su intuición innata para interpretar la poesía del tango. No hubo nadie como él que desentrañara el sentir hondo de ese drama poetizado que es el tango. A parte, el Polaco era un tipo sencillo, pensá que ganó fortunas y vivía en una casa modesta en la calle Melián, de esas casas como “chorizo”. El primer día que fui me dijo: ‘’vení que te voy a mostrar la ventana que tengo”, y enseguida me di cuenta que no había ninguna ventana, la anteúltima casa era la de él, entramos y me dijo ‘’mira’’ hizo así (señaló) y dijo ‘’esta es la ventana”. Y era el patio, el patiecito interno, ahí tenia doscientos jilgueros y el los individualizaba a cada uno. Un grande.

-¿De qué modo nació tu pasión por el cine?
-Mirá, no comencé por el cine exactamente, fue la música, me gustaba la literatura, el teatro, todo me encantaba, por todo ese ambiente que describí antes. Y también me apasionaba la música clásica, y por eso estudié piano y composición musical, pero no andaba bien. Y a los 22 ó 23 años viré hacia el estudio de teatro como una manera de acercarme al cine, porque no había escuelas de cine. Era mi gran pasión el cine, pero me parecía tan difícil llegar a eso. Después, la certeza de que el cine era la síntesis de muchos lenguajes. El cine no es solamente agarrar la cámara. Uno de los componentes esenciales del cine de ficción es la puesta en escena, recrear la realidad a través de actores. Por lo tanto, fue bueno aprender las artes de la dramaturgia y la dirección de actores, que es la esencia del teatro.

Veía mucho cine y me daba cuenta que los grandes directores tenían una importante formación teatral, como Victorio De Sica por ejemplo. O como Visconti quien fue uno de los más grandes directores de ópera y de teatro de Italia y de la Europa contemporánea.

Empecé por filmar un largometraje documental, “Seguir andando”, rodado acá por el río, una pequeña historia de amor. Y, el segundo, “Reflexión ciudadana”. Ahí ya estaba preparando, pensando un gran fresco sobre la Argentina, con contenido histórico, material de archivo, fotografía y muchísima información documental, sobre nuestro país. Quién era la Argentina, por qué sus crisis, cuál era la historia. Una suerte de cuestionamiento de la identidad cultural, de la identidad política, y ahí nació “La hora de los hornos”.

“El matrimonio Kirchner debería ser condenado varias veces por todas las injusticias cometidas”

-Pino, ¿Qué cosas te duelen de la Argentina?
-El derroche, el saqueo, la injusticia. Este es un país que podría ser extraordinario, con gobiernos que tuvieran algo de sentido popular y nacional para proteger a la Argentina, a su pueblo. Hoy el 40 por ciento de los argentinos trabaja en negro, ¿como se puede entender?

-Bueno, pero el gobierno frente a eso argumenta que venimos de una crisis muy profunda...
-Creo más bien que se trata de una mentalidad, yo no lo conozco bien a Kirchner, sólo hemos conversado una vez, el 6 de mayo del año pasado, pero nunca lo he seguido en Santa Cruz, no sé cuál es su formación cultural, cuál es su pensamiento. Tengo la impresión de que es un desarrollista, poco culto, con pocas luces, con poca mirada estratégica, tiene la mirada comercial de alguien que ha hecho negocios inmobiliarios.

-Más específicamente entre el 79 y el 82, en plena dictadura.
-Sí, él no es un industrialista, no tiene una visión global. Y que el 40 por ciento de los argentinos esté en negro, que la Ley de flexibilización de Menem continúe, que no haya sido capaz de reponer el cien por ciento de los aportes patronales, (sigue siendo el 50 que le otorgó Caballo), y por qué ¿por qué eso? De esos trabajadores una buena parte son semiesclavos, tres millones de parados,12 millones de pobres, 20 mil chicos en la calle, es inadmisible. El matrimonio Kirchner debería ser condenado varias veces por todas estas injusticias. Y lo que han hecho con el transporte, ¿quién sufre un transporte publico en la Argentina?, los laburantes. Habría que condenarlos a viajar una semana como el laburante que se levanta en una barriada de Berazategui o de Esteban Echeverría y tiene que venir a trabajar a la Capital.

Entonces, tienen poco sentimiento de amor al país, poca defensa del interés de la nación. Hace unos días leí una página de Clarín, en los 4 años de Kirschner se vendieron 468 grandes empresas, no han hecho nada para evitar la extranjerización de la economía argentina. ¿No es una vergüenza que tenga que venir Chávez a auxiliar a Sancor? Con 45 mil millones de dólares en el Banco Central no a hecho nada para parar la extranjerización de la tierra, acá se venden y se anuncian que la venta de lagos, cerros, bosques y montes. Y encima de eso, cometió a mi entender un grave atentado al futuro de la Argentina y al futuro de la juventud, que es haber dado luz verde a las nuevas obras de privatización del petróleo y del gas de la Argentina. No bastaron las privatizaciones del petróleo y del gas de Menem que nos costaron mas de 200 mil millones de dólares de perdidas, YPF y Gas del Estado le daban una media de 8 a 9 mil millones de dólares anuales al Tesoro. Y cuando se pierde esto se cubrió el faltante pidiendo deuda externa al 10 por ciento de interés anual. Después de esa tragedia, pensamos que estos dirigentes iban a torcer el rumbo y la autocrítica la iban a hacer con los hechos, corrigiendo las políticas nacionales. Pues no, con toda impunidad traspasaron los yacimientos a las provincias y las provincias en este año han negociado la prórroga de las concesiones por otros treinta años.

Sur

-¿Cuáles son las propuestas centrales de Proyecto Sur?
-La primera es reestatizar el petróleo y el gas, negociar con todas las petroleras, primero hacer cumplir al ley de hidrocarburos vigentes, la 17.319. Ésta, en su articulo 34, dice que nadie puede tener mas de 5 años de explotación, y todas tienen 10, 20, 30 y hasta 40 años. Se trata además de hacer funcionar al Congreso. Es más, con un simple decreto para bajar los decretos de Menem, de la desregulación de la actividad petrolera y energética, y al mismo tiempo hay que propiciar una reforma de la Constitución, hay que modificar el articulo 124 que al final dice que los recursos del subsuelo le pertenecen a la provincia, esto se cambió en la reforma constitucional del 94.
En definitiva, la propuesta nuestra dice: rescatando el petróleo y el gas en 16 mil millones de dólares al precio de 80 dólares el barril, resulta una suma monumental, ¿para qué? Cinco grandes medidas. La primera: reparación urgente a los bolsones de miseria, de indigencia que no pueden esperar más, y eso tiene que ver con políticas sociales, con una fuerte inversión en salud, la salud preventiva. Política social es acabar con la pobreza y la indigencia.
      La segunda: reparación histórica es a los pueblos originarios, mediante el cumplimiento del articulo de la Constitución Nacional, y a la vez restituyéndole la tierra, y a la vez dotándola de una infraestructura básica para poder desarrollarse, caminos, aguas potables, hospital, educación, energía.
     La tercera, es la reparación histórica de la juventud argentina, que fue la principal victima de los años 90, los más pobres no tuvieron la cuota de proteínas necesarias, otros tuvieron que abandonar la escuela o no ir a la universidad, no capacitarse, buscar un trabajo y se le cerraron las puertas. A infinidad de jóvenes lo que les quedó fue la condena a la marginación, la droga, el paco o el delito.
      La cuarta, es la reconstrucción del polo industrial del Estado. Primero, la construcción de ferrocarriles. Una de las canalladas que se a producido de Menem a esta parte, es quitarle el transporte al pueblo trabajador, y entre ellos el ferrocarril, que sigue siendo el medio mas económico, menos contaminante y más popular y democrático, de menos accidentes, y al mismo tiempo el medio más moderno y el que puede llegar a cualquier pueblo aunque haya llovido un mes seguido. El tren enhebraba a todos los pueblos del interior y era el medio del comercio interregional, con esto quiero decir que es ir al auxilio de la reconstrucción de las economías interregionales, ir hacia la protección del productor que está en al base de la cadena productiva. En general, los productores tanto sean de manzanas como de yerba, como de lo que sea , están recibiendo el 10por ciento del precio venta de sus productos. La Argentina de Kirchner es la Argentina del modelo agro exportador, dominan los grupos exportadores de frutas, de cereales, etcétera. Entonces, hay que crear los institutos, donde el Estado, junto al productor, establece el precio base para que éste no quede a merced del monopolio que acumula.

-¿Y para el sector industrial?
-Tenemos un plan global de reconstrucción del sector, con fuerte apoyo a las PYMES, por supuesto, y volver al ejercicio de los derechos sociales: los derechos del trabajador, la estabilidad. ¿Porqué diablos siguen existiendo las Afjp en manos privadas, que encima se dan el lujo e invierten afuera, porqué regalarle ese negocio a los bancos, porqué no se restituye el 100 por ciento de los aportes patronales.

También hablemos de las medidas de reconstrucción del sector educacional y del sistema de salud. En ese sentido se necesita de un Estado fuerte, eficiente y moderno para defender al pueblo de los estafadores, de los especuladores, de los contaminadores del medio ambiente. Cuando no hay Estado, el Estado queda en manos del poder económico, por lo tanto, hay que profesionalizar y tecnificar lo más posible el cuerpo administrativo.

-¿Ese conjunto de medidas no necesitaría un contexto distinto, una reforma política enorme?
-Claro, que todo lo dicho necesita de una gran reforma política. Y nosotros hablamos de democracia directa, con revocatoria de mandatos, ir hacia una democracia social de fuerte participación popular con protagonismo de la gente, asambleas, etcétera. Necesitamos que la sociedad se renueve constantemente, que sea el protagonismo popular el que llegue a ocupar las bancas y junto a ellos trabaje un cuerpo de asesores y de profesionales altamente capacitados. No preciso ser medico para saber qué necesito en salud, la solución técnica me la darán los especialistas, pero yo lo que necesito es saber muy bien el tipo de hospital que necesita mi comunidad. En síntesis: reforma del Estado, reforma de las Constitución, democratizar las instituciones de la democracia, fuerte inversión en la Justicia para multiplicar los juzgados, no hay ningún juez que pueda atender dos mil causas.

Desde Cuba hasta la Patagonia

-Después del domingo, ¿cuál será la pelea Proyecto Sur?
-Aspiramos a conformar una gran movimiento nacional, democrático, popular, abierto. Un auténtico espacio de izquierda nacional, que luche por la transformación profunda de esta sociedad, retomando las banderas emancipadoras, desde la gesta de la independencia y por las distintas etapas que ha tenido la Argentina. Por supuesto, me refiero al ‘45, el Cordobazo, el 19 y 20, el Movimiento de Derechos Humanos y las organizaciones que trabajan en defensa del ecosistema, como la Asamblea de Gualeguaychú, que es una de las más altas expresiones de madurez política argentina: democracia directa, transversalidad.

Nuestra palabra fundamental es la Unidad, recomponer esta Argentina partida en múltiples partidos o pedacitos. Hay que terminar con la desconfianza, hay que mirar los grandes enemigos que tenemos por delante. Para qué, para lograr una Argentina inclusiva. El día que invitemos a todos los sectores a participar, a protagonizar la lucha en contra de los Menem y los Kirchner que mandaron al pueblo a casa y lo desmovilizaron, empezarán los cambios. Y no habrá transformación real en América Latina, ni se arrebatará el poder a las grandes corporaciones, sin el compromiso activo y organizado de la gente, sin que este pueblo gane la calle.
     Entonces, lo que queremos es una América unida desde Cuba hasta la Patagonia, cada uno con su independencia de casa para adentro. Y que ese bloque se constituya como un nuevo factor de poder mundial, que sea un polo de poder pero que trabaje realmente por la paz, por la autodeterminación de los pueblos y en contra de la contaminación ambiental, entre otras cosas.

-El peronismo para vos fue un punto de partida, ¿cuál fue luego el recorrido y cuál es hoy el punto de llegada?
-Mirá, a mi nunca me gustaron los encasillamientos, siempre me parecieron obra de la inseguridad y de la debilidad decir: yo soy marxista, yo soy tal cosa o yo soy la otra, y si sos puro o no puro por si lees Marx en alemán. ¡Ah! ¿no lo leíste en alemán? no sos marxista genuino. Un disparate. No, no soy nada sectario y he leído y aprendido un poco de todo. A mi lo que me guía es la construcción de un proyecto y de una política en beneficio de los intereses de la Nación, de nuestra independencia, para trabajar a fondo con una política de integración latinoamericana, para la construcción de Sudamérica, para hacer del espacio latinoamericano no un mercado, sino una confederación de naciones, o de repúblicas, con sus instrumentos, con sus estatutos políticos, su parlamento y con grandes proyectos de integración económica y tecnológica.
    Entre todos podríamos construir una gran compañía de aviación, solos, a lo mejor no es rentable, grandes empresas públicas latinoamericanas o multinacionales latinoamericanas para el transporte, la energía, proyectos para la integración e investigación científica, muchas cosas podemos hacer.

-Por qué no incluís en tu discursos, como todos los demás candidatos, el recurrente tema de la “seguridad”?
- ¿Por qué no la incluyo? Porque lo de la seguridad es como obvio. ¿Cuándo se multiplicó el delito en la Argentina? A partir de las recetas neoliberales. Mientras haya doce millones de pobres, es decir, un tercio de la población bajo la línea de pobreza, y todas las atrocidades de las que venimos hablando, por supuesto que va a seguir existiendo el delito, y eso no se puede combatir con represión, eso es una barbaridad, una medida de tipo salvaje. Por el contrario, es con políticas de integración activa de los sectores indigentes y marginados, como se debe atender el problema.
     También meterse de lleno con el tema de las cárceles y ocuparse de esas prisiones encubiertas que son los manicomios. Es aberrante lo que sucede aquí, cuando todas las técnicas nuevas de psiquiatría en el mundo incorporan al disminuido o al diferente y lo integran a la sociedad.

-Si hoy hicieras ficción, ¿cuál sería el tema de esa película?
-Tengo una, es sobre San Martín en Cuyo. El tema: Si se puede o no se puede.
     Porque todo el llamado progresismo y traidores de los años noventa instalaron la cultura de la derrota, ellos explicaban y sostenían que no se podía: “Resignate, no seas boludo que se va el tren”. “¡Se va el tren! Correlo, al último vagón, ¡subite!, no seas tonta”.
      Sin embargo, en las peores circunstancias internacionales, latinoamericanas y nacionales San Martín siguió adelante con su proyecto de construir el Ejército de los Andes. Año 1815, derrota de Waterloo, restauración monárquica, la Santa Alianza, vuelve Fernando VII, una expedición española al mando de Morelos tomó Cartagena y Caracas, Bolívar escapa. Y San Martín en Cuyo, una aldea, esperando que Buenos Aires le envíe recursos. Carlos María de Alvear le dice: “no hay recursos, no hay plata”, y además lanza una proclama: “Estas provincias quieren pertenecer a Gran Bretaña”.

Fue en esas circunstancias cuando San Martín dijo: “Contaremos con nuestras propias fuerzas”. Convocó un Cabildo Abierto y ordenó: “Desde mañana ganamos la mitad, y la otra mitad va para la construcción del ejército”. Y en esa aldea, con los pobres talleres y fraguas de Mendoza construyeron los cañones, los sables, los fusiles, la pólvora, y experimentaron cómo hacer para mantener los alimentos, que no se les pudrieran para las varias semanas que llevaría el cruce de los Andes.

¿Sabés en cuánto tiempo hicieron eso? ¡En dieciocho meses!, armaron un ejército de 4500 hombres. Y para una aventura, porque la mitad lo veía como una aventura descabellada. Nadie cruzó una cordillera tan alta, ni siquiera Napoleón. Ellos cruzaron los Alpes, no los Andes. Y encima tenía que vencer a los españoles del otro lado. Cinchar a la tropa y que te dé bola. Ese San Martín de treinta y cinco años. ¡Ese es un loco!, decían. Ese era el debate. Y si eso lo repetimos a lo largo de la historia, vemos que la Argentina se hizo con grandes desafíos y grandes epopeyas.
     Como la Revolución Cubana, que fue otro “se puede”. Pensá que no eran más de ochenta para asaltar el cuartel Moncada, y quedaron doce, los masacraron en el desembarco y se fueron a la Sierra Maestra. Comparalos con los flanes que tuvimos acá en los 90. Cómo que no se puede, quién dijo que no. Si la historia de nuestra América lo revela de modo contundente: Sí, se puede.

Apostilla textual

“El director de cine es un organizador, en la Argentina sobre todo, es una mezcla de productor y poeta, de pájaro de cabeza artística y de administrador y generador de recursos. Un rodaje lleva entre cuarenta y cincuenta días en una película de ficción, y está estudiado día a día lo que se va a hacer, la cantidad de planos, los que van a actuar cada día, porque a lo mejor al siguiente no pueden porque esos actores trabajan en otra parte. Y a la vez, hay que dirigir a un equipo que nunca son menos de treinta, cuarenta personas o cien. Estás obligado a trabajar con gente, que son humanos, que tienen conflictos, que nunca sabés si al día diecisiete de rodaje o el treinta y cuatro, cómo van a estar. Tampoco sabés de qué humor vas a estar vos. Por lo tanto, el director de cine tiene que desarrollar una enorme capacidad, no solamente administrativa, para que no se le agoten los recursos en la primera semana de rodaje, sino que al mismo tiempo tiene que encender los motores del equipo, los motores emocionales de los actores, contenerlos de sus crisis, de sus histerias. El director de cine es múltiples oficios. Y al mismo tiempo te proponés nada menos que inventar una realidad que no existe”.

Agencia Rodolfo Walsh
Patricia Chapitel
y Oscar Castelnovo
Jueves, 25 de octubre de 2007

 
 

 

 

 

 

 

 

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