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La Gata sale a cantar, envuelta en adrenalina y perfuma el escenario con inciensos y glicinas, con un código de tango…” “…del mejor de los cantores tiene la vieja enseñanza, de callar cuando se debe y de hablar cuando hace falta…”
“La Gata Varela”, Cacho Castaña

La Gata Varela

Beatriz Adriana Lichinchi Curia, nació un 9 de mayo, es hincha de Independiente y se crió en el barrio de Avellaneda, hoy vive en Palermo.
     Desde 1991, en que sacó su primer disco titulado simplemente Tangos, hasta el último Más tango, no dejó nunca de transmitirnos a través de su inconfundible voz, su pasión, compromiso y entrega por la música.
    Adriana es sin lugar a duda una de las figuras actuales más reconocidas y representativas de este género popular; y de regreso de una gira por el interior, nos concede con muy buena onda y predisposición, este encuentro con El Abasto. Entre mate y mate, hacemos un breve recorrido por su historia y sus creencias…

En un principio, empezaste en forma amateur cantando rock en diferentes pubs, temas de Silvina Garré, Fito, Charly y Spinetta, ¿cómo fue que llegaste al tango?
En verdad iba buscando cosas y el objetivo no era cantar profesionalmente, sino simplemente caminar lo que estaba caminando inconscientemente, no había un trazado conciente de mi búsqueda.
Un día alquilé la película Sur, y en verdad no fue el tango lo que me partió la cabeza, fue el Polaco. A través de él, de su interpretación pude entender el tango. A los 20 días fui a un café muy famoso que se llamaba Café Homero, un lugar muy canuto, muy de culto, en donde yo estaba aprendiendo de onda, y me tocó reemplazar a un cantante un viernes y un sábado que iba a cerrar el Polaco. Hacía dos semanas que había visto la película y me tocaba enfrentarme con ese dios que yo había visto en la pantalla. Así que la historia empieza casi por decreto, cuando me vio, me preguntó: ¿Vos con quién cantás?, y yo le dije: “No, yo no canto, no vivo de esto”, entonces me dijo: “Bueno, a partir de ahora adonde vaya yo vas a venir vos, y donde cante yo vas a cantar vos”.
Y así empecé, esa fue la historia del principio.

¿Y que sentís que te dejó el Polaco?
Cuando yo cantaba otras canciones de mi repertorio él me decía: “Cantá tangos, cantá tangos”. Creo que el Polaco me dejó una posta como para que esto se siga pasando, y tenga que ver con la tradición, hablando sencillamente. De hecho en un momento yo sé que él dijo “es ella”, y eso de “es ella”, me dejó básicamente un permiso y una obligación.

¿Qué opinás de la movida actual del tango entre los jóvenes?
Me parece que hay muchos puntos donde el tango está explotando “bien”; una cosa es lo que les pasa a los jóvenes con el tango, otra cosa es lo que implica cantar tango for export que no es ésa la movida. Creo que el tango recuperó a través de los jóvenes y de los no tan jóvenes, algo que tiene que ver con lo popular. Como no está impuesto desde los medios de comunicación, se preserva de un montón de cagadas que puede cometer cualquier género musical. El tango es popular y no es masivo, no está obligado a ser escuchado. El tango sucede más allá de lo que pasa.

¿Dirías que hay algo nuevo en el tango?
De lo nuevo no hay mucho en verdad, sucede que el que quiere aprender o saber, se remite a los orígenes. Tanto los músicos, los intérpretes o los compositores no pueden dejar de remitirse a los orígenes para saber de qué se trata, que es lo que yo también hago. Hay intentos fantásticos y los admiro profundamente, pero es muy difícil superar a un Homero Manzi, un Expósito o Cadícamo. En realidad es coyuntural, tenemos que volver a escuchar a estos grandes de esas épocas donde la bohemia existía, donde en Buenos Aires no había shopping, donde los autores podían quedarse toda la noche tomando tragos escribiendo y estimulándose con la verdadera noche de Buenos Aires. Entonces, hay un entorno poco rico para escribir aquellos tangos. Lo nuevo es revisar lo clásico y no ser excesivamente narcisista y pretender modificar tanto algo que ya está escrito.
    Respecto al tema de dónde me convocan es absolutamente anecdótico, tiene que ver con que de alguna manera sienten que soy emblemática en el género y entonces me llaman a cantar en un disco como Bajo Fondo en donde a mí sinceramente me resulta muy fácil, me siento muy lúdica, muy liviana y festiva, y por otro lado me sigue resultando cada vez más difícil cantar tangos.

¿Qué te atrae de los autores nuevos?
Lo que me captura de los nuevos autores, es que tengan un lenguaje sin pretensiones, no intelectualoide, un discurso poético bien simple y profundo para que me conmueva, te diría parecido a lo que es la descripción estética de los cineastas italianos. “De la canilla” podría ser comparado, tiene como ese valor de estar relatando algo muy simple con palabras sencillas y te diría que hasta risueñas.

¿Hay algún autor nuevo en tu repertorio?
Yo canto dos tangos de autores nuevos, uno es de Cacho Castaña y otro de Jaime Ross y Raúl Castro, también canto temas de Sabina tangueados, pero mi repertorio en general son los tangos clásicos.

¿Qué tenés en cuenta cuando armás repertorio?
En principio escucho los tangos, leo las letras y si me copan las letras voy a buscar los discos, le pido a mi viejo que me los consiga o a alguna persona que los tenga, entonces si me conmueve la música como la letra, ahí van los tangos. No pienso en absolutamente nada, me fijo en si me conmueve o no. Y después descubro que lo que a mí me conmueve, conmueve a la gente, entonces ahí está lo vehicular que tiene, entre comillas y humildemente, un artista.

¿Estás por sacar algún disco?
En marzo sale mi primer DVD, con un recital en vivo y aparte testimonios como los de J. Sabina, Estela de Carlotto, Leopoldo Federico, Néstor Marconi, de cuando canté con Serrat, etc.

Para ir terminando, nos gustaría que nos dejes con una frase de algún tango que elijas para este momento…
“Naranjo en flor”, que es un tango tan hecho, tan trillado, tan magnífico en el que la gente destaca todo el tiempo esa frase que tiene Expósito cuando dice: “…Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir y al fin andar sin pensamiento…”, yo lo destacaría por esta frase: “…Eterna y vieja juventud que me ha dejado abandonado, como un pájaro sin luz…”. Ésa me parece una frase muy conmovedora y muy espontánea... ¡chan, chan!

Valeria Haro

Revista El Abasto, n° 62, diciembre 2004.

Lea del mismo número: Un atrevido del tango

 

 



 

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