Nos
vamos poniendo tecno
Los caminos
del tango son impredecibles
e inevitables. El tango-tecno
está entre nosotros.
Es muy posible que si a un
tanguero tradicional le preguntáramos
si sabe quienes son Tango
Crash, Bajofondo Tango Club,
La revancha del tango, Gotán
Project, o Guillermo Porro
con su Narcotango o los hermanos
Satragno con su Ultratango,
mirará asombrado y
una duda milonguera se dibujará
en su rostro. Y más
sorprendido quedaría,
supongo, si escucha alguno
de los temas que componen,
interpretan y graban estos
artistas. Ahora, a pesar de
esas sorpresas y dudas el
tango-tecno está entre
nosotros.
Narcotango
de www.tangoclub.ca
A partir del momento en que
Astor Piazzolla pateó
el tablero y el tango, para
bien o para mal, no encontró
más caminos que repetir
fórmulas; es cierto
que algunas con resultados
de primer nivel. Hoy dos caminos
se abren en el horizonte tanguero:
El tango de cámara
y el tango-tecno. Y me arriesgo
a decir que el primero resulte
más digerible a las
pasadas generaciones pero
no sé si lo mismo sucederá
con la otra propuesta.
Ahora, ¿qué
es el tango-tecno? Pues en
una primera aproximación
puedo decir que es un collage
donde aparecen samples, música
electrónica, dance
y ambient junto a sonido de
bandoneones, la voz de Goyeneche
y compases de Piazzolla y
Pugliese repetidos hasta el
infinito. Temas que ya alcanzaron
la altura de clásicos
como Soledad, Naranjo en flor
o Adiós Nonino por
momentos son casi irreconocibles.
Sin embargo no creo que con
esto solo se entienda, y por
otro lado me resulta algo
injusto limitarlo a una simple
mezcla de elementos tangueros
con la electrónica.
Carlos Libedinsky (Narcotango)
sostiene: "No me preocupa
defender si esto es o no tango.
Entre la electrónica
y el tango los que pierden
son los talibanes de la cultura,
los que no quieren que nada
se mueva". Y esta idea
se completa con lo manifestado
por Leo Satragno (Ultratango)
"El tango siempre se
fue actualizando". Ahora
nadie dice nada, pero cuando
salió el octeto de
Piazzolla todo el mundo se
preguntaba ¿Qué
es esto?
Pero, ¿de dónde
salió esto del tango-tecno?
Fue en los comienzos de los
90' cuando comenzó
a circular un rumor que llegaba
de Europa: Sonidos tecnos
con influencias tangueras
y rezongos de bandoneón
invadían el aire. Los
responsables de esta mezcla
eran el argentino Eduardo
Makaroff, el disk jockey francés
Philippe Cohen Solal y el
suizo Chrisoph Muller quienes
formaron Gotán Project
y grabaron un disco titulado
La revancha del tango.
Y así como alguna vez
el tango llegó de Europa
con credenciales de decencia,
otra vez aquel continente
nos enviaba un tango modificado
que muy pronto se instaló
entre nosotros y comenzó
a echar raíces. ¿O
no?
Ahora
surgen las preguntas inevitables:
¿Es tango? ¿Es
para bailar en las milongas?
¿Es moda? ¿Cualquiera
puede meter unos acordes junto
a un sonido de bandoneón
y un poco de dance y creer
que está haciendo tango?
Bueno cada uno emitirá
su respuesta.
Digamos también que
la gran mayoría de
los músicos que se
inclinan por esta forma no
son tangueros, provienen de
otros estilos, principalmente
el rock. No son los muchachos
de la Fernández Fierro,
ni de La Furca, por citar
algunos, que a pesar de tener,
por lo general, una formación
académica, rescatan
la tradición tanguera.
Interrogado Rodolfo Mederos
sobre el tango electrónico
o tecno respondió:
"Es, sin duda, una forma
de ignorancia. Me parece bien
que busquen su camino, pero
lo hacen por la ruta equivocada.
El tango electrónico
no es otra cosa que un mecanismo
de domesticación, de
unificación de culturas".
La
polémica, como siempre,
será el pan nuestro
de cada día.
Indudablemente los cambios
provocan sorpresas, miedos
y rechazos. Las razones pueden
ser múltiples. Al mismo
Gardel le costó bastante
decidirse a interpretar y
grabar tangos. De todas maneras
los intentos de renovación
existen desde que el tango
apareció; ¿acaso
el quiebre entre la guardia
vieja y la guardia nueva no
fue una cambio, una revolución?
Creo que la opinión
de Julio Pane, que contrasta
con la de Mederos, es la más
equilibrada: "…mientras
sea un aporte, siempre estará
bien visto. Es lógico
que (el tango) evolucione,
el tango nunca involucionó".
Y es el tiempo, y si hay algo
que no puedo resistir son
las tentaciones de dar mi
opinión. Y de entrada
arranco haciéndome
una pregunta: ¿Por
qué no puede ser tango?
Y yo digo que es tango, disculpen
ustedes. Y ¿por qué
digo que es tango? Por una
razón, para mí,
elemental, me suena a tango.
Y se lo ejemplifico: Si camino
por cualquier calle de Buenos
Aires y en mi mente comienzan
a sonar algunos acordes de
esta nueva forma la asociación
con la ciudad, su movimiento,
su gente, y su actualidad
es inmediata, me suena a Buenos
Aires, no me resulta ajeno,
la estimo parte del sonido
de esta ciudad. Y si algún
sonido musical de alguna ciudad
del mundo se relaciona tan
estrechamente ese es el tango
con Buenos Aires. Luego que
vengan las discusiones, las
opiniones, incluso las defenestraciones.
Ahora, como toda expresión
artística, muy en el
fondo, surgen de las necesidades
de expresarse y reflejar lo
que las sociedades quieren
o necesitan. Bueno no siempre
los resultados son los mejores,
pero funciona así.
Y aquí quiero recurrir
a Carlos Libedinsky, responsable
de Narcotango, un disco que
se adelantó a Bajofondo
Tango Club, aunque fue editado
con posterioridad.
En su disco, Libedinsky escribe:
"A la hora en que quedan
pocas parejas bailando en
la pista, y la magia visita
la milonga, cuando los cuerpos
exhaustos se niegan a terminar
la noche, a esa hora nace
Narcotango". Y me gusta
eso, me gusta que allá
en el fondo de la noche, los
últimos milongueros
reclamen algo más,
algo nuevo.
Y según Libedinsky
es la danza la que le fue
diciendo a la música
que es lo que le estaba faltando
a la hora de bailar. Por supuesto
que bailar un tema como Vi
luz y subí, o Qué
onda de Carlos Libedinsky,
o Viejo abasto de Guillermo
Porro o Perfume de Bajo Fondo
Tango Club requiere algo más
que cortes y quebradas. Pongámonos
de acuerdo, el tango no es
patrimonio de señores
milongueros que pasan los
cincuenta, o que se eternizan
en pasados de concreto que
no aceptan que alguien necesite
del tango pero con otros códigos.
Y en mi caso, que estoy en
el medio, no soy milonguero,
pero tampoco un pibe, estoy
llegando a los cincuenta,
me siento cómodo escuchando
estos nuevos tangos. Porque
aquí surge otro tema:
¿Acaso es solo tango
aquel que se puede bailar
en la pista de una milonga?
¿No nos enseñó
Piazzolla que el tango puede
ser simplemente una música
para escuchar? Bueno, a mí
me gusta sentarme a trabajar
mientras escucho un tango-tecno.
Y vuelvo a Libedinsky, no
por capricho sino por claridad
de pensamiento. Y dice: "Y
a mí, como bailarín
(es un milonguero, no importa
la edad) me encantaba bailar
Di Sarli o Pugliese, pero
llegado un momento de la noche
notaba una necesidad corporal
de algo distinto, en mí
y en los otros". Aquí
nace lo nuevo.
Puedo plantear, también,
que el tango-tecno prescinde
de letras, y quizás
eso me apene. Tengo la tendencia
a sentir que la letra complementa
al tango en una unidad que
jamás se conoció
antes y conforma un universo
tan profundo que nos atraviesa
como un puñal. Obviamente
temas instrumentales, y no
los voy a citar porque sería
ocupar tinta y papel con títulos
que todos conocemos, también
alcanzan las cumbres del alma.
Y en este sentido puedo también
decir que por momentos el
tango-tecno me puede sonar
vacío, frío,
sin pasión, casi como
música de fondo para
una película o un capítulo
de alguna novela. Esta bien,
lo reconozco, pero me sigue
sonando a tango.
Y una última reflexión,
al menos por ahora: Suelo
molestarme cuando muchos defensores
a ultranza del tango (músicos,
milongueros, difusores), protestan
ante tanta música importada,
o se quejan porque la juventud
no reconoce al tango y cosas
así. Sin embargo mire
que interesante me parece
el siguiente planteo, y no
digo interesante porque lo
pienso yo, sino porque puede
tener resultados muy positivos:
Yo no sé si puedo llegar
a un joven (ponga usted la
edad) con un tango cantado
por Angel Vargas, o por Francisco
Fiorentino, o interpretado
por la orquesta de Carlos
Di Sarli o D'Arienzo, pero
qué sucede si esos
jóvenes entran al tango
por la puerta del tango-tecno,
y luego, producto de la curiosidad,
el aprendizaje y el tiempo
van llegando a ellos. ¿No
es, acaso, un camino lógico?
Al tango, como a tantas otras
manifestaciones artísticas
no se llega por imposición,
sino luego de recorrer un
camino, y esa es una forma
de aprendizaje.
En definitiva hoy es muy difícil
escuchar tango-tecno en los
programas de radio o en alguna
milonga (como siempre hay
excepciones), por ahora parece
que su destino es el de fondo
musical de publicidades, programas
de televisión y algunos
reductos como La Catedral
o Niceto. De todas maneras
la propuesta está hecha,
solo falta abrir un poco más
los oídos y, por qué
no, el corazón, quizás
allí esté la
respuesta. Los tiempos están
cambiando, y algo nos decía
Enrique Cadícamo cuando
nos confesaba: "…yo
vi brillar tus ojos, con ese
eléctrico ardor…
"
Carlos Hugo Burgstaller
Tango & Cultura Popular
(de Intertango), www.tycp.com.ar
agosto 2006
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