Comentario teatral
Un
frío Strindberg
Dos hombres
trabajando. Uno de ellos
está, pareciera ser,
disecando bichos y el otro
estudiando diamantes. Uno
de ellos, tiempo atrás,
cometió un crimen
y no purgó su pena.
El otro infringió
en forma menor y, sin embargo,
lo pagó con la cárcel.
Éste es, en muy resumidas
cuentas, el argumento de
la obra Paria de August
Strindberg, aquel genial
y tan contundente dramaturgo
sueco. Esta pieza suya,
no es una de las más
reconocidas y se caracteriza
por ser una de sus obras
breves.
Mientras
estos hombres trabajan una
tormenta parece arreciar
afuera, causando interrupciones
en la transmisión
de la energía eléctrica,
razón por la que
se producen, en más
de una ocasión, algunos
apagones. El aire está
denso, cargado y eso se
nota en el fastidio y abatimiento
de estos hombres.
La
puesta en escena que realizó
Civit para esta ocasión
no está nada mal.
Todo lo contrario. La misma,
por la forma en que está
dispuesta, obedece a ciertos
parámetros de las
artes plásticas como
ponderar, por ejemplo, las
perspectivas de lo que sucede
en la escena. Además,
realza todo esto el hecho
de que la situación
en la que acontece todo
está literalmente
enmarcada en una especie
de gran ventana o, mejor
dicho, da la fuerte impresión
de que están cubiertos
por una cámara gesell.
Esto puede generar en el
espectador la sensación
de que está allí
como espiando lo que sucede,
igual que un voyeur.
Paria
plantea la condición
moral del ser humano. Vaya
temita... si los hay. Y
hasta qué punto la
condena social es justa,
más aún, eficaz.
Es muy buena la analogía
entre este trabajo de discernimiento
que plantea la pieza con
esa especie de cámara
gesell que ubica a los protagonistas
como si fueran estudiados
por los espectadores. Y
al mismo tiempo como se
valen estos personajes de
lupas, entre otros elementos,
para ellos mismos escarbar
en sus trabajos... A modo
de las mamushkas rusas,
todo el tiempo se está
estudiando al otro. Ese
otro que, en definitiva,
es el ser humano mismo.
O sea, vos que leés
esto y yo, también,
que lo escribo.
Hasta
acá todo bien. El
único gran problema
es que si bien los actores
estaban técnicamente
correctos en sus desempeños,
en la escena no sucedía
absolutamente nada, todo
allí era muerto y
carente de vida. Lo que
lleva a un profundo aburrimiento.
Todo era muy correcto y
bonito pero más frío
que una lápida de
un cementerio.
Yo que usted, mejor leo
la obra.... Después
no diga que no le avisé.
Marcelo Saltal
[email protected]
Ficha
técnica:
Obra, Paria.Elenco:
Francisco Egido y Paul Mauch.
Asistente de dirección:
Gabriel Baigorria.
Revista El Abasto,
n° 78, julio 2006.