Este lunes culminó la nueva edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que se hace en el predio La Rural de Palermo. Fueron 19 días con millones de asistentes, miles de actividades y cientos de puestos comerciales, institucionales, gubernamentales, alternativos.

Carlos Busqued, autor de la celebrada novela Magnetizado (Anagrama), fue consultado por Redacción sobre la dinámica de la Feria: “Me pone muy ansioso caminar cuando hay mucha gente. Es como atravesar el Once, donde todos se detienen a mirar vidrieras o comprar cosas, entonces uno se los choca o los tiene que esquivar. Me pone realmente nervioso, pero es más bien un problema mío”.

Ante la consulta sobre si avala o no un evento de esta magnitud, el escritor acota: “Sería como estar a favor o en contra de la lluvia: sucede independientemente de mi parecer. De todas formas es una cosa que hay que hacer. Trae algunos beneficios circular supongo. Yo circulo poco en el ambiente, entonces me viene bien aunque no lo disfrute. Alguna utilidad tendrá”.

En cuanto a las cientos de charlas que se hicieron en los puestos y salones de la Feria, el escritor dijo: “Me pone nervioso dar charlas. Además como no tengo amigos del ambiente no va nadie y no me gusta. En general los escritores convocan a sus amigos y a mí eso no me gusta porque mis amigos no son de este palo”.

La firma de ejemplares en los puestos es otra tradición de la Feria. Cada autor la toma de una forma diferente. Busqued sostiene: “Es una vergüenza ir a firmar. La cara de la gente mientras espera que alguien le firme se parece a la de los perros atados afuera de los supermercados. Yo fui una sola vez a firmar libros y vino una sola persona. Me sorprendió, no me pareció mal pero me sorprendió que fuera alguien. Era una señora que había leído una crítica de Bajo este sol tremendo y lo había comprado para la hija de 12 años. Yo quería preguntarle si estaba segura, porque el libro es medio fuerte para una chica de esa edad. Pero igual se lo firmé, obviamente”.

J.C.

Foto: La Voz