El programa Colores Primarios –que se emite desde 2005- nos propone un recorrido por el ámbito de las artes plásticas. El conductor, Pablo Duarte, cumple también la tarea de productor y musicalizador. El operador es Lucas Fernández.

    El envío comienza con una cortina de música clásica y se presenta como “una infinita gama de sensaciones. Un espacio para estimular tus sentidos e iluminar tu espíritu con color y sonido”. El concepto de arte en el cual se basa el programa es el que señala que “el arte es un medio para poder conmover a la mayor cantidad de seres sensibles al ofrecerles una imagen privilegiada de los sufrimientos y las alegrías comunes”.
    En general, se convoca al piso a un artista plástico o docente en la materia. El nivel de producción es muy pobre. No se aprovecha la ya de por sí escasa hora que dura el programa. La mayor parte del espacio es ocupado por música y no se llegan a profundizar los temas que deben tratarse con los invitados. La selección musical es de calidad; se priorizan la ópera, el blues y el tango. Sin embargo, faltan contenidos que son imprescindibles para un ciclo de este tipo como críticas de exposiciones, el panorama de la actividad de los distintos museos, mencionar las exposiciones más relevantes, hablar con galeristas o marchands. En una palabra, el programa es un molde fijo que no se renueva, no se intenta arriesgar, probar algo diferente, y así se imponen la monotonía y el tedio.
     La agenda artística, teatral y musical que se brinda es muy incompleta. Lo que podría haber sido un punto a favor resulta fallido porque la agenda es siempre la misma, no hay variedad. Es decir, se nombran los mismos espectáculos teatrales y musicales todas las semanas, lo que termina fastidiando al oyente e indica una falencia grave en la producción. Incluso, a veces se reiteran los temas musicales como la milonga Negra María, que se pasó dos veces en poco tiempo.
     Más allá de estos aspectos negativos, hay hechos para destacar. Una invitada importante fue Teresa Riccardi, flamante directora del Museo Eduardo Sívori, quien planteó la necesidad de implementar en la institución proyectos transversales y plurales. Además, afirmó que el puntal de su gestión será anclar lo patrimonial –integrado por 4000 obras- y darle visibilidad. Respecto al mencionado museo, fue contundente la crítica que efectuó la escultora Marina Dogliotti acerca del papel cumplido por el Ministerio de Cultura de la Ciudad: “Se nombró a la nueva directora a espaldas de todas las asociaciones del arte, no hubo ninguna comunicación oficial de lo que se iba a hacer. Desplazaron a una funcionaria que era capaz y tenía todo el apoyo de la comunidad artística. Estamos alerta, no queremos que nos arrebaten esto también”, expresó.
     A su turno, acudió al estudio la pintora Beatriz Papoto, que brindó una brillante definición de arte: “El arte es aquello que camina por dentro de nosotros con la vida y con el sentir, y se puede plasmar”.
     Hay una sección interesante que se llama “Notas de color”, en la cual se alude a anécdotas y a la biografía de distintos artistas, resaltando algún dato peculiar de su vida.
     Una perlita musical fue el audio de una actuación en vivo de Osvaldo Fresedo y Dizzy Gillespie, juntos, en un teatro porteño en 1956, interpretando el tango “Vida mía”. Al final se escucharon los estruendosos aplausos del público.

Laura Brosio
[email protected]