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Junto con Marcelo Saltal nos sentamos en un bar a entrevistar a Marino Santa María, el pintor de Zelaya...

Marino Santa María
marcó Zelaya

¿Cómo arrancaste; solo?
“Esto yo lo comencé solo, igual que en Lanín. Allá conseguí apoyo gubernamental y la Fundación del Banco Ciudad. Participaron trece organizaciones, duró dos años y tuve veinte ayudantes.
Lo de Zelaya, por hacerse en época de mayor crisis, fue más complejo para conseguir auspiciantes. Comencé con el apoyo del Sindicato Único de Trabajadores del Automóvil Club y con el apoyo de Daniel Scioli, con el cual yo estaba trabajando en Turismo de la Nación. Lo comencé a gestionar antes de que él fuera diputado. El que él me tenga a mí en el asesoramiento de la parte cultural me vino bien, pero en realidad fue todo medio simultáneo.
     "El Proyecto Tango Abasto nace de un proyecto general que es el de instalar partituras de tango en cada barrio con el tango que lo identifica. Cuando comienzo en el pasaje Zelaya, por esa coincidencia entre el sindicato y Daniel, me encuentro en una situación similar a Barracas, en una cortada de dos cuadras –la de allá es de tres– lo que me entusiasmó para hacerla toda, con lo cual te digo que después de cobrar mi trabajo yo seguí poniendo la plata. Con lo cual, se hizo con dinero de Daniel, del sindicato y mío.
     "La idea es que la obra se completa cuando el cuarteto de tango la ejecuta, y si la gente baila, mejor. La cosa es participativa. Cuando la orquesta se va queda solamente la intervención, no es mural, porque usa el muro como un soporte independientemente de la arquitectura que tenga. Por suerte he tenido el apoyo en general de plásticos y arquitectos. La revista Suma apoyó toda la iniciativa. Lo de Lanín fue declarado de Interés Cultural y Turístico. Acá tengo ayuda de Juan José Abba y Walter Aravenis. La pinturería Alba está poniendo toda la pintura, un aporte que hoy por hoy no pondría ningún gobierno.”

¿Hace cuánto que están con esto?
“Demasiado. Económicamente no es caro y no se le ha prestado mucha atención. Una de las partes más caras que tiene es la intervención de las partituras, pero por suerte he dado con un letrista que a su vez es fileteador y músico. Esto me permite hacerlo más rápido y bien. Para las primeras, hacía el molde en la computadora.
     "La intervención me ha permitido conocer a la gente del barrio. Yo nací en Barracas, pero vine y descubrí que acá Gardel es una estampita que cada tipo lleva en el corazón. Todo el mundo habla como que lo conoció. Fijate la figura que pintamos cómo prendió, primero a Scioli que me la hizo repetir por todos lados y después encargos que fueron llegando. Una satifacción fue que este Gardel pop fue aceptado por todos.  
     "Lo importante del arte público es que la gente se relaciona con la creación de un modo desinhibido, como algo natural. En cambio si presento la misma obra en un museo hay mucha gente que va a sentir que no la entiende. En cambio, esa obra puesta en la ciudad per-mite que la gente opine con total libertad. La obra en la ciudad me ha permitido –aparte de abrir un canal distinto de trabajo– no estar pendiente de muchas cosas como críticos especializados. Leer el cachito de páginas de un diario que leen pocos. La satisfacción que más me dio el trabajo de Lanín fue abrir un mapa y encontrarme con la calle destacada.”
     "Yo quiero que cuanto antes podamos iluminar Zelaya [último momento: el GobBsAs ya tiene las luces, solo hay que ponerlas] y producir un recambio de las veredas. Yo en Lanín logré recambiar todas las veredas e iluminar todas las casas. Yo lo que noto que acá estamos yendo con una dinámica algo lenta.
    "El arte público motiva de tal manera a los vecinos que desencadena una renovación estética hacia adentro de sus casas. Con las letras pasa también que mucha gente se para y se pone a cantar. Eso es espontáneo.
     "En Zelaya queremos hacerla, además de peatonal, una feria y que sea una feria de arte contemporáneo, con actividades y con los artistas trabajando. Lo que quisiera es que los cuartetos ejecuten tangos y la gente baile. Entre la gente que he conocido está Mayoral, bailarín de tango, que ofrece una especie de rayuela de tango, con las pisadas en el piso para que la gente baile.

R.S.

Revista El Abasto, n° 47, julio 2003.

 
 

 

 

 

 

 

 

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