Alta posicionamiento en buscadores y directorios Abasto

 

            

Agregar a Favoritos | Buscar | Preguntas | Mapa del sitio | Contactar |

INICIO HEMEROTECA CARTELERA LINKS CONTACTO BUSCAR


 


 


 

Entrevista a Hernán Brizuela
transeúnte del camino del do…

Sensei Mushotoku


Personalmente practico artes marciales desde mi temprana adolescencia. Sin embargo, buscando la esencia, por muchos años me mantuve en lo superficial, que es lo que más se ha desarrollado en Occidente; lo vistoso, lo funcional para los torneos, en definitiva, la práctica marcial como deporte. Esto sin desmerecer a los deportes que tienen mucho para aportar. A través de la práctica bajo la dirección de Norberto Lerman (VII Dan) en ESTI (Escuela Superior de Taekwondo Independiente) estoy profundizando en aquel camino que poco había transitado y del que más que nada había leído. En esta práctica que rescata la tradición marcial (sin por eso caer en etiquetas superficiales) tengo el honor de tener de compañero de práctica a Hernán Brizuela (IV Dan) que me ha demostrado el valor de las enseñanzas tradicionales y aún hoy me sigue abriendo los ojos ante cosas, que por influencias pasadas, muchas veces, de entrada, veo de otro modo.

Brizuela es un practicante e instructor exigente. Posee una alta dosis de autodisciplina con lo que se autoimpone horas de prácticas diarias. Diría que dedica su vida a las artes marciales, en especial desde que abandonó su anterior trabajo bien remunerado para adentrarse de lleno a su pasión. Generalizo en “artes marciales” porque delimitarlo solamente al taekwondo me parece limitarlo en una búsqueda que para él es más amplia. Es conciente de los límites de este moderno arte, por su modo de gestación y búsqueda científica, por lo que lo complementa con otras disciplinas totalmente acordes con la esencia marcial. Es vegetariano, medita mucho, ha tomado cursos para ampliar el conocimiento de la anatomía humana, estudia y practica el Instructorado de QiGong bajo la tutela del maestro Horacio Di Renzo, a quien le agradece “la oportunidad de aprender ese hermoso arte”, y además, como en todo ESTI -más allá de la técnica del taekwondo, el entrenamiento con el makiwara, las formas y la vela- práctica yoga, aikido, y formas adicionales a los tules del estilo Chong Han (ITF).

¿Cómo definís un arte marcial?
“Un arte marcial es un sistema de defensa contra una agresión inmediata a uno mismo o a alguien que creamos correcto defender. Estas técnicas están englobadas dentro de un marco filosófico y de principios, en el cual se delimita el cómo, cuándo y dónde se deben usar las mismas. Este marco filosófico nos marca un comportamiento que sin duda se traslada fuera del lugar de práctica y templa el carácter del practicante en sus actividades diarias.

En esa definición podríamos en incluir a algunos practicantes de boxeo…
“Es verdad; el boxeo puede ser dictado como arte marcial si no es con el objetivo de participar en un torneo y tiene un contexto filosófico que lo acote. Creo que es un tema de objetivos, o búsqueda lo que hace que un sistema de combate se haga arte marcial y por lo cual hace que muchas artes marciales (incluyendo el tkd) parezcan deportes de combate.
     ”Para mí las artes marciales engloban la parte «marcial» de técnicas de combate (defensa personal) más el concepto de «arte» en el sentido zen de «una entrega total sin esperar nada a cambio».”

Esto se ve claramente en el nombre que escogió para su escuela: “Mushotoku” que responde a una idea del budismo zen “del no-provecho, del no deseo de adquirir. Dar sin esperar recibir nada a cambio significa abandonar todo sin miedo a perder, volver la mirada hacia el interior. De la misma manera que en toda obra de arte, el artista debe saber darse enteramente sin ocuparse de alcanzar la gloria, la belleza, la riqueza, para expresarse en una obra bella, pura, auténtica, de la misma manera el discípulo obtendrá la sabiduría si quiere conocerse, superarse, darse sin esperar alcanzar ningún provecho personal. Si lo abandonas todo, lo obtendrás todo.” Según esa búsqueda, “comprender mushotoku, es comprender la esencia, la verdadera dimensión del espíritu del humano máximo”. Pero sigamos con la entrevista:

¿Cuáles son los objetivos supremos para vos de la práctica?
“Sin duda el arte marcial tiene como objetivo desarrollar la parte marcial; o sea, busca formar un espíritu guerrero así como dominar a la perfección técnicas de defensa pero no debe ser ésta la única búsqueda. Como en cualquier arte, la búsqueda «suprema» es la realización y conocimiento del hombre como ser total a través de su obra. Suelo decirles a mis alumnos que nuestro mayor objetivo es el logro del no-ego como esencia del guerrero, respetando el entrenamiento tradicional. No entrenamos para torneos, ni para satisfacciones estéticas; sino para formar guerreros que busquen la verdadera esencia de la vida, o sea, «vivir» conciente del «aquí y ahora» en equilibrio interno y externo.”

¿Podrías explicar el porqué de la importancia en las formas?
“En las artes marciales tradicionales orientales, la estructura del sistema se encuentra en sus «formas» (tul, poomse, hyong, kata, etc.) donde el alumno incorpora movimientos que al principio sirven como desarrollo físico y mental. Con el tiempo de práctica y en su desestructuración nace la aplicación de los movimientos en la situación de riesgo.
     Para poner una comparación, sería como enseñarle a un aprendiz de músico a tocar un instrumento, sus notas y acordes, con el fin último de que él mismo pueda improvisar y escribir una canción. Claro que lo último que desea un profesor y un practicante de artes marciales es una pelea real.”

Vos comenzaste en otra escuela y en un momento sentiste la necesidad de buscar otro modo de práctica. ¿Qué fue lo que te motivó a en esa búsqueda?
“Mis comienzos fueron con el instructor Emiliano González*, al cual le debo mucho, si no fuera por él no me habría iniciado en las artes marciales dado que me brindó un fuerte apoyo en momentos difíciles donde se me dificultaba la práctica. El tiempo nos marcó, a él y a mí, distintas búsquedas.
     ”En mi caso, mi apasionamiento en el tkd me llevó a preguntarme sobre la búsqueda total de las herramientas del arte. No encontraba en la práctica de aquel momento elementos que me ayudaran a explorar lo que buscaba, dado que sentía que las formas se estudiaban muy accesoriamente y se hacía hincapié en técnicas de lucha para torneo.
     ”En ese vacío fue que hice contacto con el budismo zen, buscando algo más interno que pudiera trasladar a la práctica. Poco tiempo después me desvinculé del movimiento ITF y entrené solo durante aproximadamente un año.
     ”Obviamente el progreso va a acompañado de un maestro, que nos enseña, nos guía y ayuda en el recorrido; así que empecé a buscar uno y luego de un tiempo pude contactarme con el maestro Norberto Lerman quien me sorprendió con su nivel técnico así como el de enseñanza y desde hace algunos años soy uno de sus discípulos.”

Contanos de tu experiencia como instructor en el Bajo Flores…
“Dicté clases de taekwondo, como materia extracurricular, en una escuela del Bajo Flores para chicos de estratos más bien carenciados. Fue el instructor de taekwondo y luchador social, Daniel Quiroz, quien viene realizando una tarea quijotesca para el bienestar de esa comunidad, quien me invitó”.
     Luego me cuenta que más allá de las experiencias, algunas fuertes, “siempre intenté inculcarles el espíritu del arte marcial, aunque las demandas eran otras: los alumnos demandaban aprender a pelear con el fin de la competencia, por influencia de otros profesores que enseñaban deportes de combate.
    ”Gracias al esfuerzo de Quiroz se había llegado a poner una pizzería que los chicos bautizaron en reconocimiento con el nombre ´Juche´ de la escuela.
”Por problemas internos de la escuela que involucran destrozos de parte de alumnos de otras actividades (fútbol) la escuela decide suspender los cursos extracurriculares, la falta de apoyo más la proliferación de profesores de otras actividades más deportivas hicieron que el grupo se disolviera por completo. Aunque no todo está perdido y hoy se está en tratativa para volver dentro de un nuevo proyecto con la idea de un taekwondo que promueva el superarse a uno mismo y no el superar a otro”.
      Hernán Brizuela, instructor, da clases por Almagro para adolescentes, adultos y también para niños. A su vez tiene unos cuantos alumnos con práctica personalizada por otras zonas de la Capital.

Rafael Sabini

* De la escuela AEIT presidida por Adrián Desiderio. Luego el Instr. González, junto a su profesor (Alejandro Papadopulus) comenzaron un movimiento lejos de la AEIT, esta vez dentro de la TANRA (presidida por Marcelo Divano) cuyo nombre fue "Escuela Juche".

www.escuelamushotoku.com.ar

Revista El Abasto, n° 104, noviembre, 2008.

 

 
 


 

 

 

 

 

 

Copyright www.revistaelabasto.com.ar - Mientras mencione la fuente permitimos su reproducción.