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Encuentro con el creador Ariel Muñoz: artista plástico, poeta y teatrista…

“Pienso en el arte como un espacio de
reunión y, sobre todo, de libertad”

"En cada nido
un nido lleno
un nido vacío
hay jaulas"
Ariel Muñoz

Muralista y pintor. A Ariel Muñoz lo conocí primeramente cuando desde la Casona Cultural Humahuaca se convocó para realizar murales temáticos del Mercado de Abasto en la cuadra donde está situado dicho centro cultural, en Humahuaca entre Sánchez de Bustamante y Billinghurst. En aquel entonces realizó un mural que personalmente sentí como uno de los mejores.
    También colaboró con Roberto Trejo, el pintor que da clases en la Casona, en pintar el frente dicha sede cultural. Pronto se armó un lindo grupo de muralistas que, colaboraron interactivamente con el grupo de las Milongas de la Calle Humahuaca que había surgido de la asamblea que ahí se venía reuniendo. De hecho dos de sus integrantes, Susana y Gustavo, son tíos de Ariel Muñoz.
El tiempo hizo que lo vuelva a ver en una muestra de Pablo Ciliberti en una galería llamada Edea en el barrio porteño de San Telmo.
     Comenzamos charlando sobre sus murales de Lezica y Rawson. A su vez me comentó que los murales del proyecto de biblioteca popular de IMPA, sobre Rawson del otro lado de la vía, hacia Querandíes, también son de él. A lo que le pregunté qué pasaba con ese espacio y me contó que había sido un proyecto de biblioteca popular en la que él intervino y donde se había armado un lindo grupo. Él, además de contribuir con el mural, había colaborado con la recolección de libros. También expuso en el lugar. Pero con el tiempo, las nuevas autoridades del IMPA le dieron parte del espacio a una familia, con el propósito de que se compartiera el espacio cultural con su vivienda. Pronto se les fue haciendo cada vez más difícil la convivencia hasta que, finalmente, el grupo de la biblioteca se fue, abandonando su labor.
     Ariel nació en el barrio vecino de Boedo, sin embargo, desde hace mucho su familia se radicó en Almagro. Él con sus veintiocho años vivió la experiencia de compartir vivienda en una comunidad de artistas en Barracas y en otra ocasión compartió vivienda con un amigo a la vuelta del Mercado de Flores, donde está hoy la Iglesia Universal. Pero las vueltas de la vida lo devolvieron a su hogar materno hace ya unos años, y si bien espera poder volver a independizarse por ahora es ahí, en Gascón y Lezica, donde tiene su atelier.
     Más allá de sus murales que se ven en diversos lugares de Almagro, pinta con óleo y le interesa mucho la realización de objetos y me comenta que evita esculturas grandes por la demanda que dan de espacio y material.
     Son muchas las tareas que ocupan a este joven artista: también tiene un taller de plástica en Fundai (Fundación de Ayuda para Integración Social, Jean Jaurès 691) donde los estudiantes son personas sin techo. Alguno de ellos a su vez participan de Arte Sin Techo, asociación civil situada en Medrano, lindante con las vías del Sarmiento. Con ese grupo están a punto de exponer en el Rojas.
     Hace unos meses que tiene una muestra expuesta en un bar de San Telmo (San Lorenzo 389) y está contento porque ha vendido algunas obras. “Me agrada encontrar otros espacios alternativos a las galerías donde te cobran para exponer y encima un porcentaje de la venta. Es similar a la situación del poeta que paga para imprimir su obra y luego tiene que preocuparse para colocarla, difundirla.”
    El aspecto creativo de Ariel Muñoz no termina acá, además de la plástica le atrae la expresión teatral y la poesía. De hecho, me comenta que mientras estudiaba plástica, estudió paralelamente teatro. Sus cursos fueron en diversos lugares: en el Rojas, en El Eternauta, en el centro cultural Roberto Arlt. En teatro también hizo las variantes de mimo y de clown.

Teatrista. Tiene realizada una gran marioneta que llamó “Sierva” realizada con papeles donde están impresos textos de Leticia Hernando que se utiliza para una pieza de teatro que se mostró en Huella (de Medrano, entre Corrientes y Sarmiento) y en Unicornio (Paternal). En este último espacio de clases de plástica, dirige una obra de variété llamada AYA (Arte y Acción). La misma incluye teatro, poesía e instalaciones. Unicornio es el espacio de un amigo suyo, Fernando Alegre, con quien en su momento compartió estudios de teatro. Alegre dirige El diamante del abismo, una obra que están montando para exponer en La Salita Dos, por Congreso, y en dicha puesta Ariel colabora con escenografía y proyecciones.
Otras participaciones que está teniendo Muñoz en teatro están vinculadas al teatrista Guillermo Arengo quien dirigió Circunstancias para gente artificial en Puerta Roja, una de las tantas salas independientes del Abasto. Ariel actúa en esa obra y en El Montañés que se dio en El Callejón, dirigida por el mismo director.
Y, ya que estamos con teatro cabe recordar que él pintó el mural que se ve al entrar al Teatro De la Fábula (Agüero 444).

Letras. Además Ariel escribe poesía. Y ahora está con una serie de objetos titulado “Poetisas vivas”, acompa-ñando a su manera la creación de algunas amigas, poetisas como María Kril y Lidia Rocha.
    Formó parte activa de un grupo llamado Literatura Viva con Lidia y Gerardo. Salieron de la Casona Humahuaca y pasaron luego por varios lugares: Casa CC, Casona de Columbres, La Cacerola y ahora están en Las Mil y Un Artes (Medrano, casi Corrientes) aunque él ya no esté tan comprometido.
    Desde hace como cinco años se garantiza sus ingresos como librero, oficio del que está muy orgulloso de haber aprendido. Trabaja en un puesto del Parque Centenario.

Desglosando “el arte”... Para vos, ¿qué significa el arte?
“No sé si se definir tan pragmáticamente lo que es el arte, pero sí creo que el arte es un activador y creador de lenguajes. Por lo que es creador de comunicación. Pienso en el arte como un espacio de reunión y, sobre todo, de libertad. Una vez leí un libro de Tolstoi que se llamaba justamente ¿Qué es el arte? Y leí más sobre quien era el autor que sobre el arte…”

¿Se podría hablar de inspiración divina?
“Definitivamente no. Personalmente busco que el arte sea algo más cercano. No tiene nada que ver con divinidades, sino con formas de abstracción. Quería poder acercar el arte a la vida cotidiana para retomar el espacio que se perdió por la televisión. Hoy no es lo mismo ir a ver teatro que hace medio siglo. Ahora el público es más o menos siempre el mismo.”

Tuvimos un eje temático donde nos preguntábamos si se puede vivir del arte. Porque, como por ejemplo en el deporte, solamente viven bien (y en casos muy bien) los que llegan al mayor reconocimiento, mientras los otros quedan como al margen…
“Definitivamente creo que se puede vivir del arte. Pero hay que saber abstraerse e incluso adaptarse. En mi caso tengo varias herramientas: los murales, la escenografía, las clases, el teatro… Aunque hay ocasiones que uno no gana nada de dinero, claro. Si uno pinta para vender tiene que ver hasta qué punto uno acepta las reglas del mercado, porque ésas llevan a una pérdida de esa libertad de expresión de la que antes hablábamos. Ahí uno debe poner en la balanza que es lo que pesa más y hasta dónde uno puede llegar a sacrificar dicha libertad.”

Rafael Sabini

Revista El Abasto, n° 104, noviembre, 2008.

 

 
 


 

 

 

 

 

 

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